⛧ La temática principal del One-shot es Fobias. En mi caso, escogí la Filemafobia. Más información dentro del mismo relato y en notas finales.
⛧ 1140 palabras.
Enjoy. ;)
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Era una noche tranquila en casa de cierto erizo azulado.
Sonic y Tails se encontraban en la sala en su rutinaria noche de películas, sin embargo, esta era su primera noche como pareja.
Ambos reían, abrazados el uno al otro, disfrutando del divertido final de la película que acababan de ver y, cuando los créditos comenzaron a sonar, Sonic bajó el volumen del televisor y concentró toda su atención en el zorro sobre él.
Los dos se quedaron mirándose uno al otro mientras sonreían enamorados.
—Te amo, Sonic.— Habló de pronto el vulpino, provocando un sonrojo en el contrario. Era la primera vez que se lo decía desde su confesión.
—Yo también te amo, Tails.
Una vez más, se quedaron mirándose hasta que, de pronto, el vulpino comenzó a acercar su rostro de a poco, y fue entonces que Sonic se dió cuenta de lo que trataba de hacer y el pánico se apoderó por completo de él.
Tails estaba tratando de darle un beso.
Su corazón comenzó a latir con rapidez, tan rápido como nunca antes, ni siquiera cuando corría a millas por hora sentía esta sensación tan adrenalínica.
No le estaba gustando.
Tails se acercaba cada vez más y más, comenzando a hacer ese movimiento con sus labios, típicos de cuando vas a darle un beso a alguien. La respiración del cobalto comenzó a acelerarse.
Lentamente, comenzó a alejarse del vulpino, rechazando la muestra de afecto, pero él estaba con los ojos cerrados, por lo que no lo notó.
Los labios de Sonic temblaron inquietos. Sentía sus piernas flaquear y todo su alrededor se sentía lejano a él. Tragó saliva duro, sintiendo que se le revolvía el estómago y devolvería su desayuno en cualquier momento.
La respiración cada vez se le hacía más difícil y ruidosa. Entonces, Tails finalmente se percató de la situación y se alejó.
—¿S-Sonic…?— Preguntó, su rostro denotaba pura preocupación.
Su voz se escuchó como si estuviera bajo el agua. Sonic comenzó a tantear alguna superficie de la que afirmarse, porque sentía que en cualquier momento iba a colapsar.
Todo le daba vueltas.
“Sonic, Sonic ¿estás bien? Sonic, ¿me escuchas?”
—Sonic.— El vulpino colocó una mano sobre su mejilla y solo entonces, el cobalto pudo volver a poner los pies sobre la tierra.
Desconcertados, ambos se quedaron mirándose durante unos segundos, para después, Sonic tomar la mano contraria y apartarla de su rostro mientras trataba de recomponer la postura.
