17

78 36 118
                                    

Un nuevo día comenzó de cero, pero yo no me sentía libre de nada. Mi vida era un desastre y por más que quisiera hacer de cuenta que nada pasó, me estaba costando olvidar los labios de Sacc en mi mejilla..

Hoy no podría faltar al instituto, Jos me lo dejó en claro. Me sentía algo paranoica por la calle, tenía miedo de que alguien apareciera de la nada.. pero recordar las palabras de Sacc me calmaba.

Solo debía "portarme bien".. si claro, como si la culpa fuera mía. Además, ¿Qué demonios significaba "portarme bien"?

Rodeé mis ojos mientras salía de casa al pensar en ello. Me molestaba que me quisiera controlar, y recordar lo obediente que fui anoche, me hacía sentir asco por mí misma.. dios que fácil fue para él.

Me encontraba al frente de la casa de Darla, ella salió algo dudosa, me miró extraño y luego brutamente me golpeó con su puño el brazo.

– ¡Auch! – grité sobándome el brazo– ¿Qué fue eso? – la miré furiosa.

– Una muestra de cariño.. –dijo con una media sonrisa. Supongo que es su forma de decir que me extrañó.. decirlo hubiera sido suficiente.

– ¡Oh! Ya veo.. –dije sarcásticamente. Ambas nos reímos y marchamos al bendito instituto.

– ¿Qué harás con tus dos chicos? –dijo con una sonrisa diabólica.

– ¿Mis dos chicos? –reí sin poder creerlo.

– Si, Luis y Sacc.. ¿no los habrás olvidado ya o si? – me codeó. Cruzamos miradas y yo solo me reí tontamente.

– No lo sé, es todo muy extraño. – dije disgustada.

– Yo te diré que hacer.. –dijo con rudeza ¡Oh claro que ella me dirá que hacer! – debes ignorarlos por completo, para siempre. –me miró fulminante. Darla me torturó todo el camino con un sermón de porque debía alejarme de esos muchachos. Todas razones obvias y lógicas, pero no muy fáciles de hacer.. no después de lo de anoche. Por supuesto no le había contado nada de la visita de Sacc y luego de esa "charla" las probabilidades de contarle se redujeron a cero.

Al llegar al instituto hui de Darla lo más rápido posible, fui a mi casillero, tomé unos libros y para no perder la mala racha, allí se encontraba la dulce Amara, con una mirada para nada angelical y sus uñas bien afiladas.

La observé algo impaciente, no quería problemas claramente, pero ella no tardó en atacarme.

– Seré breve, así que escúchame bien.. –se acercó a mí, logrando llamar la atención de todo el pasillo. Literalmente quería morir, de verdad, esta semana había sido de lo peor, y ser el centro de atención no está en mis cosas preferidas. – No te quiero cerca de Sacc, él es mi novio, y no me interesan todas las excusas que el ponga, sé muy bien lo que pasó en la fiesta..–si tan solo supiera que no paso nada– no te le acerques, ¿me oíste? – giré mis ojos para toparme con los de ella, negros como la noche, respiré profundo y con muy poco aliento le sonreí. Eso la tomó por sorpresa y frunció el ceño.

– Por nada del mundo querría estar cerca de tu novio– mentí, aunque una parte de mi así lo quisiera–, no te preocupes, él no me interesa. – decir eso me había costado un poco, pero era la mejor forma de mantenerme lejos de las miradas. Amara me fulminó con la mirada y se marchó. Pude al fin recobrar mi tranquilidad.

Las clases transcurrieron aburridas con normalidad, no pude prestar atención en ninguna claramente. Mi mente iba y venía en la conversación de anoche, me atormentaba.

Llegó la hora del almuerzo, al menos la comida me haría feliz. Merlo me acompañó a buscar el menú del día y allí fue cuando los vi. Amara y Sacc abrazados muy amorosamente.. pues claro, son novios, es lo lógico, ¿No?

El Bosque de GivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora