Capítulo IX

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—¿Qué? —quedo atónita ante sus palabras.

¿Aquella extraña criatura, había entrado a esta cabaña solo para decir que Nil me ama?

—Al igual que nos ama a todas nosotras —dice, rápidamente, la otra criatura de su misma especie. Esta es color rosado—. ¿No es cierto, Nil?

—Yo... —apenas formula Nil. No puede decir ni una palabra.

Esta humillación hacia él no la pienso permitir, Nil no me ama. Inhalo unas cuantas veces para relajarme y mantener la mente en frío, debo protegerlo, que mal trabajo he hecho hasta ahora que he bajado la guardia.

—¿Cómo conocen a Nil y quiénes son ustedes? —pregunto a la defensiva.

—¿Nil no te lo dijo? —pregunta aquella criatura que habló primero, de color anaranjado.

—Guerrera, espera un poco, ellas son las hadas de las que te hablé —dice Nil, apoyando su mano en el brazo que coloqué frente suyo y bajándolo con lentitud—. Ellas son; Sol, Pétalo y Copo —termina de decir, apuntando en secuencia a las de color anaranjado, rosado y blanco.

—¿Estas son las criaturas que me ibas a presentar? —pregunto con asombro.

—Somos hadas —afirma Sol un tanto molesta.

—¡Lo sabemos desde que nacimos! —Le sigue Pétalo, pero Copo ni se inmuta a soltar una palabra.

—Un momento, las hadas no se ven tan... Minúsculas. —digo, repasando cada detalle que tengo frente a mí.

—¿Qué estás insinuando? —responde Sol, enfurecida.

—Esto debe ser una broma, Nil. Deberías saberlo. —Volteo hacia él—. Las hadas, que conocemos los humanos, suelen venir en manadas de mayor cantidad y suelen ser mucho más grandes que esas criaturas —digo, señalándolas con la mirada—. Además, no han intentado matarnos.

—Eso es porque son las verdaderas hadas —responde Nil, tratando de hacerme entender algo que, definitivamente, lo encuentro imposible.

—Mira, Nil, entiendo de que tengas mucho por enseñarme y cuidar de mí, pero esto es ir demasiado lejos. ¿Cómo pretendes qué, de un día para otro, crea que las hadas se vean, así? —Giro, una vez más, hacia las criaturas y las apunte con seriedad.

—Nosotras nunca hemos dejado nuestra forma natural, es más, es imposible con nuestro propio poder —declara Sol.

—Quizá ella está confundida y piensa que nos vemos como otras especies —dice Pétalo. Agarrando la mano de Sol.

—¡No! He luchado el bastante tiempo como para conocer muchas cosas con respecto a las especies que viven en nuestro mundo. —Me acerco hacia ellas, imponiendo el honor de una guerrera—. ¿Cómo sé que no mienten?

—Sé que será un poco difícil de aceptar. —Nil posa una mano sobre mi hombro y suspira —. Pero, por favor, deja que te lo demuestren en un ambiente más relajado —dice, suplicando qué lo hiciera.

Presiono mis puños y entierro mis uñas en ellos. Miro a Nil, en busca de calma y certeza, la suficiente como para bajar la guardia antes estas criaturas.

—Solo hasta que logren confirmarlo —bufo.

—Lo harán sin duda —dice Nil, dándome un leve apretón en mi hombro, para luego, salir de mis espaldas a encontrarse con ellas.

Mientras los dejo hablar, me acerco a la cama y me siento sobre esta. Estoy agotada y eso comenzaba a marearme. Trato de aguantar para ver hacia donde se dirige todo esto, pero al pasar los segundos, se me va complicando.

Mi Último Deseo || #PGP2024 || #POFG202R || ActualizandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora