Gritó horrorizado, mientras observaba al oficial yaciendo sobre la nieve. Intentó hacer que despertara varias veces, pero no logró nada, lo que asustaba más al pequeño de cabellera negruzca y orbes menta.
—¡¡IRÉ A LA CÁRCEL!!
Comenzaba a pensar en lo peor, tiró de su cabello con desesperación, mientras sollozaba ¿Acaso estaba muerto? no, no debía ser pesimista. Debió haberle hecho caso a su hermano, así nada de esto estaría pasándole. Volvió a intentar agitar el cuerpo pesado del más alto, pero nuevamente no había señales de vida en él.
Dejó caer su cuerpo sobre la nieve para sollozar, ya que el pánico se había apoderado de él. Así se la pasó por unos largos cinco minutos, hasta que visualizó a su rayo de esperanza caminando junto a alguien que también conocía, seguramente podría socorrerle en esta situación aterradora y abrumadora.
No lo pensó dos veces, comenzó a gritar su nombre repetidas veces hasta llamar su atención—¡¡G-GIYUU-SAN!! —¡¡AYÚDEME, POR FAVOR!!
El mencionado buscó la voz rota conocida que lo llamaba desesperadamente, cuando lo encontró fue rápidamente hacia él para ayudarle—¿Muichiro? —nombró con suavidad, observó al hombre recostado sobre la nieve y luego al pequeño que no paraba de llorar. —¿Q-qué sucedió?
—¡¡Y-yo atropellé al señor oficial y creo que está m-muerto!! —resumió.
Giyuu parpadeó varias veces impresionado por el relato del menor, volteó a ver a su acompañante, quien tenía la misma expresión de espanto que él. —¿Y-y tu hermano, Mui?
—¡¡É-el estaba allá arriba!! —señaló —estábamos jugando..
El pelinegro asintió, acarició la cabellera negruzca del menor y liberó un poco de sus feromonas, una dulce esencia a vainilla invadió el ambiente, lo que tranquilizó considerablemente al menor. Giyuu miró al pelidurazno con angustia—¿P-podrías ir a-?
—No te preocupes, yo voy. —asintió antes de que Giyuu terminara de hablar con una sutil sonrisa y segundos después se levantó y se alejó en busca del pequeño Yuichiro.
—Gracias.. —susurró, observando como este iba en busca del hermano gemelo de Muichiro. Luego regresó su vista al peliblanco aún inconsciente, suspiró agobiado —Tranquilo Mui.. seguro que está bien ¿Sí?
—S-sí.. —tartamudeó, limpiando sus lágrimas con la manga de su chaqueta.
Giyuu sonrió y se acercó al pecho del mayor, se sintió aliviado al escuchar los tranquilos latidos de su corazón resonar en sus oídos. Sacudió suavemente su cuerpo, pero nada pasó. Muichiro se colocó detrás de la espalda del pelinegro para observar como este intentaba traerlo devuelta. Se sobresaltó en su lugar al ver al hombre removerse en la nieve.
—¿Se encuentra bien?
Cuestionó una voz melodiosa y suave, abrió sus párpados de golpe, encontrándose en seguida con unos profundos ojos azules que lo miraban con dulzura y preocupación. No pudo evitar sentirse nervioso ante aquella mirada brillante y profunda como el mar, pues parecía que podía verle hasta lo más oculto de su alma.
Aquel azul intenso le fue reconocible al divagar y perderse en ellos, había quedado hipnotizado por aquel bello ser con el que se había encontrado. Al palpar la nieve bajo él regresó a la realidad.
—¿Eh? —articuló confundido, rascó su nuca buscando una respuesta. —¿Qué sucedió?
—Oh.. me alegra que se encuentre bien —sus hebras negruzcas fueron mecidas graciosamente por la brisa —Pues ocurrió un pequeño accidente.. —soltó, sus blanquecinas y redondas mejillas ruborizadas debido al frío.
Ladeó su cabeza desconcertado, un pequeño se asomó detrás de el de lindos orbes azules. Se trataba de un cachorrito de largo cabello negro difuminado al final en tonos menta, mantenía su mirada clavada en el suelo y jugaba con sus dedos demostrando su nerviosismo y arrepentimiento.
—Y-yo.. lo siento, señor policía —se disculpó el menor, formando un tierno puchero —Fue un accidente..
Sanemi no supo que responder, fue como si sus palabras se quedaran atrapadas en su garganta al tener la expectante mirada del ojiazul sobre él. Así que dijo lo primero que vino a su mente —C-claro no hay problema —contestó, desviando la mirada ruborizado.
—Muchas gracias, oficial —agradeció el acompañante del menor, mientras se levantaba de la nieve y la sacudía de su abrigo, extendió su mano para ayudar al más alto a levantarse. Este con vergüenza aceptó su ayuda, percibiendo la suavidad y calidez de aquel gesto que lo sonrojó.
Acomodó su bufanda y luego se colocó su sombrero, entrando en una crisis: "¿Estaría bien preguntarle su nombre?"
...
Sus mejillas se colorearon en solo pensar preguntarle su nombre, sabía que esos ojos azules eran lo que en sus sueños aparecían y lo mantenían despierto el resto de la noche, sabía que esos ojos azules eran los que venían a su mente cuando contemplaba el atardecer y dejaba plantada una sensación nostálgica en su alma..
Sabía que eran esos ojos azules que se mantenían todo el tiempo rondando por sus pensamientos..
—Muichiro, acomoda bien tu chaqueta, puede darte un resfriado..
"¿Muichiro?", repitió en su cabeza, lo había escuchado en alguna parte, pero ¿dónde..?
—Disculpe-
—¡Giyuu, Muichiro debemos irnos! —llamó una voz lejana, interrumpiéndolo —¡Se hace tarde!
¡¿HABÍA DICHO "GIYUU"?!
—¡Ya vamos, Sabito! —respondió el pelinegro, tomó la pequeña mano del menor, antes de marcharse miró nuevamente al albino claramente confundido, sus labios se curvearon en una preciosa sonrisa que acabó con lo que quedaba de Sanemi. —Gracias por su compresión, oficial —dijo con timidez, sus mejillas se sonrojaron de leve vergüenza —Qué pase un lindo día..
Deseó y finalmente se alejó junto al cachorrito que también le sonrió.
¿Acaso se había ilusionado? debía tomar en cuenta los rasgos compartidos de ambos azabaches, parecían ser familiares... ¿Era alguien casado?
Había quedado como un tonto idiota embobado por una simple sonrisa.. "Simple sonrisa" ¡Por Dios esa no era una simple sonrisa!
¡Era la más jodidamente hermosa que había visto en su vida!
Pero.. ¿Sí era alguien casado, porque mierda tuvo que aparecer en su vida de un momento a otro para luego simplemente esfumarse y saber que su corazón ya le pertenecía a alguien más? Era estúpido..
—¡¡ANIKI!!
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
(1012 palabras)
Hasta aquí el capítulo de hoy, espero que les haya agradado.
