Loud Of Duty

Proyecto Eden

El sol brillaba intensamente sobre el asilo de Royal Woods, iluminando los jardines y los pasillos con una luz cálida y reconfortante. Era una tarde tranquila, con el cielo despejado y el aire fresco llenando el ambiente. Albert Loud, a sus 85 años, estaba sentado en una cómoda silla junto a la ventana de su habitación en el asilo. La luz del sol se filtraba a través de las cortinas, proyectando sombras suaves sobre las paredes. Albert tenía en las manos una antigua fotografía enmarcada, una imagen en la que aparecían sus difuntas esposas, cada una con una sonrisa serena y una presencia que había dejado una marca indeleble en su vida.

La imagen era un testimonio de los años que había pasado con ellas, un recordatorio de los momentos de amor, alegría y tristeza que había compartido con cada una. Albert, con el rostro marcado por el tiempo y la experiencia, observaba la foto con una mezcla de nostalgia y melancolía. Cada arruga en su rostro contaba una historia, cada línea era un reflejo de las décadas que había vivido.

Mientras Albert contemplaba la fotografía, el sonido de pasos firmes y decididos resonó en el pasillo. El ambiente tranquilo del asilo se vio interrumpido por una presencia inesperada. La puerta de su habitación se abrió con un leve chirrido, y una figura imponente se mostró en el umbral. Era Ghost, el legendario soldado conocido por su máscara y su aura enigmática. La luz del día brillaba sobre él, resaltando los detalles de su equipo y su expresión oculta bajo la máscara.

Albert, al ver a Ghost, quedó sorprendido. Había oído rumores sobre la muerte de Ghost en el campo de batalla, y ver a un hombre que había sido una leyenda en su juventud era un golpe impactante para su memoria. La presencia de Ghost traía consigo un torbellino de recuerdos y emociones.

Albert: (con voz temblorosa y asombrada) Ghost... No puedo creer que estés aquí. Pensé que habías muerto. ¿Cómo es posible?

Ghost, con una postura erguida y una presencia autoritaria, se acercó lentamente a Albert. La luz del día acentuaba el brillo de su máscara, creando un contraste con la luz cálida del entorno. Ghost extrajo una foto de su chaqueta y la mostró a Albert, revelando una imagen que contenía a varias figuras del pasado, cada una con una conexión a la historia que estaba a punto de desentrañarse.

Albert tomó la foto con manos temblorosas, sus ojos recorriendo los rostros que conocía bien. La imagen era un vínculo tangible con un pasado que había tratado de olvidar, pero que ahora estaba resurgiendo con una fuerza renovada.

Albert: (con un tono de sorpresa y confusión) ¿Qué es lo que quieres de mí? ¿Por qué has venido aquí, después de todo este tiempo?

Ghost: (con voz grave y controlada) Necesito entender tu conexión con Alex Mason y Menendez. Hay eventos del pasado que aún no están claros, y tu conocimiento podría ser la clave para desentrañar la verdad.

La luz del día entraba en la habitación, creando un ambiente en el que las sombras parecían cobrar vida. Albert, con una mezcla de resignación y determinación, comenzó a relatar los eventos que habían marcado su vida. Cada palabra estaba cargada de la experiencia de años de secretos y traiciones.

Albert: (con voz nostálgica y pesada) Fui un agente encubierto de la CIA en los años 80, y mi trabajo me llevó a colaborar con Menendez durante ese tiempo. Los años que pasé con él fueron oscuros, llenos de intrigas y traiciones. Menendez y yo estábamos involucrados en un proyecto extremadamente confidencial, uno que rápidamente se volvió peligroso y descontrolado.

La habitación parecía llenarse con el peso de sus palabras. Albert había estado guardando estos secretos durante años, y ahora, al compartirlos con Ghost, sentía una mezcla de liberación y angustia. Cada recuerdo parecía una carga que finalmente estaba siendo liberada, pero también una puerta abierta a un pasado doloroso.