Bell se encontraba en un profundo sueño, su cuerpo descansaba en una cama sencilla dentro de la forja de Hefesto. Su rostro, sin embargo, reflejaba la tormenta que ocurría en su mente. En su sueño, imágenes borrosas y fragmentadas del pasado comenzaron a tomar forma, arrastrándolo hacia una pesadilla que lo había perseguido durante años.
Era una noche oscura, el fuego devoraba todo a su alrededor. Bell, aún niño, corría entre los escombros y las llamas, buscando desesperadamente a su familia. Gritos y llantos llenaban el aire, creando una sinfonía de horror que resonaba en sus oídos. De repente, una figura familiar apareció entre las llamas, su tía Alfia. Ella intentaba protegerlo, luchando contra una sombra oscura y monstruosa que avanzaba inexorablemente hacia ellos.
"¡Bell, corre!" gritó Alfia, pero él no podía moverse, sus pies parecían estar pegados al suelo. La sombra se abalanzó sobre Alfia, y todo se volvió negro.
Bell se despertó de golpe, su respiración agitada y su cuerpo empapado en sudor. Se sentó en la cama, intentando calmar su corazón acelerado. Miró a su alrededor, recordando dónde estaba y por qué. Estaba en la forja de Hefesto, donde se había refugiado para trabajar en su misión de rescate.
Se levantó lentamente, todavía sacudido por el sueño, y se dirigió hacia la sala principal de la forja, donde sabía que Hefesto estaría trabajando. La encontró concentrada en su última creación, un arma brillante y hermosa.
"Hefesto," llamó Bell, su voz aún un poco temblorosa.
Hefesto levantó la vista y le dedicó una sonrisa cálida. "Bell, ¿qué te trae por aquí tan temprano?"
Bell se acercó, tratando de ordenar sus pensamientos. "Necesito informarte sobre algo que ha sucedido en la mazmorra. He encontrado rastros de una energía extraña, algo que no había visto antes."
Hefesto dejó a un lado su trabajo y lo miró con interés. "Cuéntame más, Bell."
Bell le relató todo lo que había encontrado, describiendo las características de la energía y cómo parecía estar relacionada con la sombra que había visto en su sueño. Hefesto escuchó atentamente, asintiendo de vez en cuando.
"Esto es preocupante," dijo finalmente. "Debemos investigar más a fondo. Pero primero, necesitas descansar y despejar tu mente. No puedes seguir adelante si estás agotado."
Bell asintió, sabiendo que Hefesto tenía razón. "Sí, pero antes necesito hacer algo."
Se despidió de Hefesto y se dirigió a una habitación separada de las demás, una sala secreta que había creado para un propósito específico. Abrió la puerta y entró, encontrándose con una vista que siempre lo llenaba de determinación y tristeza al mismo tiempo.
En el centro de la habitación había un contenedor brillante, y dentro de él, Alfia descansaba en un estado de estasis. Bell se acercó, colocando una mano sobre el vidrio.
"Falta poco, tía," susurró. "Prometo que te sacaré de ese infierno."
Permaneció allí por unos momentos, dejando que su determinación se reforzara con cada segundo que pasaba. Finalmente, se dio la vuelta y salió de la habitación, listo para enfrentar cualquier desafío que se le presentara.
Bell pasó el resto del día preparándose. Sabía que la misión no sería fácil y que necesitaría todo su ingenio y habilidad para tener éxito. Trabajó incansablemente en la forja, creando nuevas armas y mejorando las existentes, cada golpe de su martillo lleno de propósito.
Mientras trabajaba, sus pensamientos volvían a menudo a Alfia y a los momentos que habían compartido juntos antes de que la oscuridad cayera sobre ellos. Recordaba las lecciones que ella le había enseñado, no solo sobre el combate y la magia, sino sobre la vida y la importancia de proteger a quienes amaba. Esos recuerdos lo llenaban de una mezcla de nostalgia y determinación.
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Esta Mal Ser Un Herrero En Una Mazmorra
FanficUn conejo, debe de haber quedado y ser cuidado por Zeus, este se la dará a su hija Hefestos, que lo cuidara como uno de sus hijos, para que este sea un gran héroe como el sueño que siempre quiso