No tenía tiempo que perder. Koga observó como ikki acogia a seiya en sus brazos, tan protectoramente; cuidándolo de cualquiera que quisiera lastimarlo. Y seiya, de lejos se veía aquel temblor en su cuerpo, como dejándose ver débil en los brazos de fénix. Sólo eran ellos dos, y nadie más.
Aquel gesto de sagitario, hizo que los de bronce, observaran instintivamente a Pegaso, esperando una reacción de su parte, pero no había nada en su expresión. Ellos sabían que tarde o temprano, seiya le contaría a ikki lo que había sucedido en Palaestra, si es que alguien no se había adelantado para decirle. Rezaban para que no le fuera tan mal al pobre caballero.
Sin embargo, seiya en realidad estaba disfrutando del reencuentro con su esposo, aquel leve temblor que habían visto los jóvenes, era sólo debido al cansancio por correr sin parar. No había de que preocuparse, no era como si en pocas horas estaría a punto de desmayarse por la debilidad... ¿Verdad?
Mostrando una radiante sonrisa, seiya unió sus labios con los del fénix, el cual correspondió más que gustoso por aquello. Aunque fue un momento que a varios conmovió, no había tiempo de admirarlo con detalle. Los jóvenes, desde hace ya vario tiempo, querían conocer a la muy famosa pareja del santuario, alegaban su mala suerte que los conocieran en medio de una guerra.
Koga en parte queria unirse al abrazo...
Protegeré a la señorita saori.
Pero sus palabras seguían rondando su mente. La causa de arruinar su vida siempre fue aquella típica frase, no habían siquiera un: ayudaré a mí padre, daré mi vida por mis padres, o, estoy preocupado por seiya, quiero protegerlo, quiero estar cerca suyo, quiero pasar más tiempo con él para conocernos. Y como si ikki le hubiera lanzado su puño fantasma, tuvo una visión: veía a sus padres abrazados llorando, tan dolorosamente que su pecho se había oprimido. Era como si en ese abrazo, hubieran perdido a ambos hijos en el camino, porque de lejos se notaba el dolor que soltaban. El dolor del rechazo que Koga había echo.
Pero su mente volvió en sí cuando Edén gritó su nombre, claro, debían de seguir con la guerra. Y echando un último vistazo, Koga siguió a sus amigos, hacia la puerta del tiempo.
—— ¿Cómo te encuentras, cariño? —— preguntó ikki, con una voz que, al contrario con su pelea del Pallasite, sonaba demasiado dulce y delicado, lo cual sorprendería a los caballeros jóvenes, pero lamentablemente ya no estaban allí.
—— estoy bien ahora que estas aquí.
Aunque el timbre de su voz era demasiado débil, seiya ya tenía el pretexto de que se trataba del cansancio por correr a buscarlo, pero hablabq con ikki. Fénix no era estúpido como para ignorar su malestar.
—— ¿qué fue lo que te hizo? —— preguntó directamente. No había necesidad de preguntar nombre, porque ambos sabian que se refería a Koga. Y seiya aun le guardaba cariño, no quería delatarlo con ikki, porque sabía que el peli azul era capaz de reiniciar el sistema de Koga.
—— no tiene importancia ahora... —— ikki tomó con delicadeza su mentón, levantando el rostro de seiya para conectar con sus ojos azules con los marrones. Dicen que los ojos son las ventanas del alma, e ikki lo supo al momento de verlo. Seiya no estaba bien.
Y aunque ikki quería tomar el tema no podía, su desventaja era que estaban en plena batalla, y no era tiempo de andar contando lo que pasó durante la separación.
Ikki tomó con delicadeza el rostro de seiya, dándole una leve roce de labios, antes de susurrar. —— hablaremos después de que acabemos con esta guerra, procura no lastimarte mucho.
Sus palabras lograron sacarle una sonrisa, cuando ikki hablaba tan despreocupado era muy buena señal: no pasaría nada grave y en un futuro se estarían riendo de la situación.
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Problemas Familiares.
Fanfic> Seiya el caballero de pegaso, el más leal a su Diosa Athena, decide abrir las puertas de su corazón al amor. La vida le bendijo dándole dos hermosos mellizos. Pero su felicidad se fue turbada gracias a una guerra que lo dejó encerrado en lo más p...