//Confusiones//

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En aquel cuarto se escuchaba los gemidos eróticos de un azabache de ojos rubíes, el cual estaba sobre una silla, con sus piernas en los laterales mientras su "compañero de negocios" lo follaba con gran brusquedad, porque ese era su "castigo" por lo ocurrido una noche antes.

Dicha noche el rey de los demonios había salido a conseguir algunos libros sobre flores para continuar con sus experimentos, además de ir por unos materiales. Cuando hacía aquello se topó con unos sujetos los cuales Muzan había visto antes. Aquellos hombres eran propietarios de una gran floristería, la cual poseía muchos de los libros que el rey demonio había estado necesitando, así que sin pensarlo mucho se acercó a los tipos y pasó la noche con ellos. Los embriagó, se dejó manosear un poco para finalmente robarles e irse de allí sin que se diesen cuenta, sin embargo, cierta luna superior se enteró de todo aquello y una gran furia hacia SU señor se concibió en el interior de Kokushibo, por eso lo estaba follando en aquellos instantes.

Finalmente dio la última estocada y salió del interior del de orbes rubí, para dejarlo sobre la cama y tumbarse al lado de él. Kokushibo estaba realmente enamorado de su "compañero" y realmente todo eso que hacían se dio gracias a una necesidad del ojirubí y poco a poco se fueron volviendo compañeros sexuales. Por otro lado, Muzan estaba severamente confundido si aún lo que tenía con su luna era solo sexo o quizá algo más. El rey demonio también había estado sintiendo un gran apego y hasta dependencia emocional hacia Kokushibo, se sentía débil por ello, pero por más que tratara de cambiar no podía. Confundido, realmente confundido se hallaba y lo único que lo ponía bien era estar con el menor. Se sentía... gratificante.

Aquel tacto, suave, dulce, delicado y compresivo

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Aquel tacto, suave, dulce, delicado y compresivo. ¿En qué momento llegó a eso? Su mejor amigo lo estaba besando y él no sabía qué pensar, qué hacer, qué responder... Sólo estaba ahí, quieto, sin mover ni un musculo. Rengoku se separó y miró afablemente a Akaza quien tenía los ojos muy abiertos y sus labios temblorosos por el reciente tacto.

- ¿Rengoku tú estás...?

- Estoy enamorado de ti Akaza Soyama.- Interrumpió.- Te amo y no estoy pidiendo que tú también lo hagas. Sólo quiero que seas feliz y espero ser yo quien te proporcione aquella felicidad, dame una oportunidad y verás que yo te puedo hacer feliz. Me haré cargo de ti y de tu hijo.- Expresó con una sonrisa cálida en su rostro.

Perplejo. No habían otras palabras para Akaza, siempre vio a Kyojuro como su gran amigo, su hombro donde llorar, su pilar para apoyarse, pero como algo más que eso... nunca. Y mucho menos ahora, sin embargo, estaba confundido. ¿Douma lo haría feliz? ¿En verdad Rengoku se encargará de su hijo? ¿Qué va a hacer?

- Kyojuro yo... no.- Akaza suspiró.- Dame tiempo para meditar las cosas, en este momento estoy demasiado abrumado como para hablar. ¿Si?- El pelirrosa tomó las manos del pelirrubio de puntas rojizas y le dedicó una cálida sonrisa, pero no era de amor, era de amabilidad y afecto fraternal.

¡Maldito Demonio!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora