Veo gente enamorarse, el amor está en todas partes, todos tienen a quien amar, incluso a quienes yo amo aman a otra.
Siempre soy la otra, la amiga o la que no fue suficiente, nunca la elegida, y si eso algún día cambia sería especial.
—Hola ¿cómo estás? — Hola bien ¿Y tu?
Y ahí va una decepción amorosa más, un fracaso, lágrimas y decepciones, tres a seis palabras que pueden significar horas de llanto y desolación, preguntas sin respuestas y miedos a flor de piel, por qué nunca soy la elegida.
El día que sea la elegida viviré con miedo, con miedo de que seré una sombra del recuerdo de la verdadera elegida, una sombra de un fantasma del desamor, una simple forma de conformarse, y no quiero eso, quiero pasión, amor del que leo, del que veo, pero quizá solo soy una espectadora, en esta y en mi siguiente vida, viendo como todos viven su amor y yo, yo solo aspiro a conformarme con al menos ser la sombra.
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