EPÍLOGO

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Volvimos todos a la mansión, estábamos exhaustos por todo lo que había pasado. Le hicimos un funeral a la señora Nadia y a Madame Rose, quien, a pesar de no merecerlo, Jeff había insistido, después de todo era su familia y, aunque hizo cosas malas, Jeff creía firmemente en que ella genuinamente se preocupaba por su bienestar y quería alejarlo de todo, no solo por su pellejo, sino para que no se diera cuenta de su lado más oscuro, aunque al final, todo sale a la luz. Al menos estábamos de regreso en casa.

Tuve que explicarle todo lo ocurrido a Daga, quién estaba en shock y exigía explicaciones, así mismo, él me contó cómo había salido del circo cuando estuvo en llamas, aparentemente mientras ayudaba a todos a escapar quedaron acorralados por un grupo de hombres y solo él pudo huir al final, nunca se perdonó por no haberlos salvado, pero no tenía forma de defenderlos en aquel momento, vivió mucho tiempo solo y con arrepentimientos y un día simplemente lo capturaron, cuando conoció a Sara le habló de mí y tuvo la esperanza de que nos volveríamos a ver. Yo estaba feliz, muy feliz de haberlo vuelto a encontrar, era el único amigo del circo que me quedaba y ahora estaba feliz de que pudiera conocer a mi nueva familia y ser parte de ella. De hecho, estaba seguro de que se llevaría muy bien con Jeff.

Por otro lado, estaba Sara, quién había sido noqueada por Mike cuando logró alcanzarlos y por eso fue capturada y al no poder usar magia y no tener materiales a la mano, solo dejó que la llevaran al lugar para buscar una forma de escapar, y luego llegamos nosotros. Sin pensarlo dos veces le di un abrazo, en verdad estaba preocupado.

Elizabeth, quién habíamos dejado en el pueblo por seguridad, estaba ahí, sana y salva, llorando al verlos bien, estuvo muy preocupada.

Pasaron los días, y todo volvió a la normalidad, o al menos eso esperábamos. Nuestras rutinas continuaron durante un tiempo, sin embargo, el padre de Jeff un día al llegar del trabajo, nos había traído graves noticias. Al parecer, la brecha que había abierto Black Rose no se cerró por completo, todo lo que hizo fue dividirse y crear pequeñas brechas alrededor del mundo que causaban desastres por doquier, incluso mayores a los que se producían antes del incidente, y debían de ser cerradas, y varios magos en el mundo estaban en la tarea de hacerlo.
Nos pidió hacerlo, yo, con mis nuevos poderes podía cerrarlas, Alexis conocía las coordenadas, y necesitábamos a dos magos expertos para la misión, Sara y Jeff se ofrecieron, incluso Daga, —quien ahora trabajaba en la mansión en el puesto de Mike— quiso unirse.

Todos juntos, partiríamos a una nueva aventura, y, para pasar desapercibidos y viajar por el mundo, se nos ocurrió una idea poco usual. Volver a crear un circo, volver a crear Black Gold Bullet. De día nos encargaríamos de las brechas, y de noche haríamos un acto que conectara los corazones de las personas, un circo en familia que uniera familias, llevara felicidad y protegiera a todos.

Antes de partir, Jeff se acercó a mí y me dio un sobre, aquel sobre que contenía información de mi pasado.

—Te lo debía, y creo que es tiempo de que lo abras. —dijo Jeff observando expectante lo que estaba a punto de hacer.

Miré ese sobre, por tanto tiempo había querido conocer mi pasado, por tanto tiempo había querido saber quién era yo. Sin embargo, no necesitaba conocer mi pasado para saber quién era, no necesitaba mirar atrás y ver quién fui. Solo importaba mi presente y lo que haría a partir de ahora, realmente no ganaría nada mirando atrás, ¿qué encontraría? ¿Un pasado triste? ¿Algo de lo que arrepentirme? Y aunque fuera feliz, posiblemente me entristecería por no haberlo recordado pese a vivirlo, tal vez habría querido que lo que había pasado hasta ahora nunca hubiese ocurrido, a veces, mirar al pasado te ayuda a ver el trayecto de tu vida, pero no es bueno quedarse allí. A veces, lo mejor es simplemente dejarlo ahí, en el pasado, y continuar hacia adelante, crecer, mejorar.

Al final me negué, sin embargo, Jeff guardó el sobre, dijo que suponía que algún día lo iba a necesitar. Realmente sus suposiciones nunca fallaban, pero ahora, no lo veía necesario.

Pasaron los días y nos alistamos para partir, sería un largo trayecto y no sabíamos que nos encontraríamos en el camino y que cosas tendríamos que vivir. Pero estábamos juntos, y eso era lo importante.

—Y bien Loid. ¿Preparado? —dijo Jeff entusiasmado mientras íbamos en el techo de la caravana del circo. Habíamos optado por algo más sutil desde que el tren explotó, y era mucho más practico viajar así.

—Sí, es bonito volver una vez más al espectáculo.

—Y ahora, ¿Qué planeas hacer? —dijo Jeff, quien se estaba acostumbrando a un lenguaje informal, para ser más amigable con las personas.

Me mantuve en silencio, pensativo, mirando las nubes en el horizonte y la luz del sol iluminando todo a su alrededor.

—Seguir avanzando.

El Chico del CircoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora