La joda en la casa de patricio sardelli estaba en pleno apogeo, con la música haciendo vibrar las paredes y las conversaciones entrelazándose en el aire cálido de la noche.
Guido estaba ahi, intentando parecer interesado en la charla que mantenía con un grupo de amigos, pero su mente estaba en otro lado, buscando entre la multitud a la única persona que le importaba ver: Morena.
Morena estaba cerca de la barra, su vestido rojo apagado llamando la atención de todos los presentes, pero solo una mirada importaba: la de Guido.
Desde el primer momento en que se cruzaron esa noche, supieron que el deseo que compartían era imposible de ignorar.Morena, sabiendo que él la miraba, movió ligeramente la cabeza hacia un lado, una señal sutil pero clara que solo él entendería.
Guido captó el mensaje al instante. Sin perder tiempo, se disculpó de la conversación y se dirigió hacia ella. Al llegar, Morena ya estaba lista para escapar del bullicio con él.Sin decir palabra alguna, se adentraron juntos en el pasillo que conducía al baño, la promesa de lo que vendría cargando el aire de una electricidad palpable.
Al cerrar la puerta detrás de ellos, el ambiente cambió de inmediato. Guido la empujó suavemente contra la pared, sus manos moviéndose con destreza mientras desabrochaba el vestido que tanto lo había provocado. La tela cayó al suelo, dejando al descubierto la figura de Morena, que sonrió con un desafío seductor.
Morena se arrodilló frente a él, su mirada fija en la suya mientras bajaba el cierre de sus jeans con lentitud, aumentando la anticipación. Sin dudar, tomó el control, sus labios y lengua trabajando con habilidad para darle placer. Guido apoyó una mano contra la pared, un gemido escapándose de sus labios ante la intensidad del momento.
-Dios, Morena, sos increíble -jadeó Guido, sus palabras entrecortadas por la mezcla de placer y necesidad-. Me volvés loco, hija de puta.
El lenguaje vulgar y directo de Guido solo aumentó la intensidad del encuentro. Morena sonrió mientras continuaba, complacida por la reacción que provocaba en él. Guido cerró los ojos, entregándose a las sensaciones que ella le ofrecía, su cuerpo tenso mientras se aferraba a la pared para mantener el equilibrio.Finalmente, la levantó, guiándola de nuevo a sus brazos mientras sus labios encontraban los de ella en un beso feroz, lleno de pasión y hambre insaciable.
La giró, presionándola contra la pared, y sus manos recorrieron su cuerpo, memorizando cada curva, cada línea que había deseado durante tanto tiempo.
-Siempre vas a ser mía-murmuró Guido, su tono posesivo mientras la levantaba, alineando sus cuerpos con precisión.
Morena envolvió sus piernas alrededor de su cintura, sus uñas clavándose suavemente en su espalda mientras lo incitaba a seguir. Guido entró en ella con un movimiento decidido, su respiración convirtiéndose en jadeos entrecortados mientras establecían un ritmo frenético.
-Dale, Guido, no pares -susurró Morena, su voz quebrada por el placer, animándolo a intensificar sus movimientos.
El cuarto de baño se llenó con el sonido del deseo compartido, el choque de sus cuerpos resonando en el pequeño espacio. El mundo exterior desapareció, dejándolos en un universo propio donde solo existía el presente, el aquí y ahora.
-Nadie te va a hacer sentir como yo putita-jadeó Guido, sus palabras un reflejo de la conexión que compartían, una afirmación de su deseo por ella.
La intensidad del momento los llevó al borde, sus cuerpos moviéndose al unísono, alcanzando el orgasmo juntos en una oleada de éxtasis que los dejó sin aliento. Se quedaron así, respiraciones entrelazadas, el sudor brillando en sus pieles mientras se sostenían, aún sumidos en la vorágine de emociones que compartían.
Cuando finalmente se separaron, ambos sabían que ese encuentro era más que un simple desliz; era una continuación de un amorío que desafiaba las normas, un secreto que solo ellos compartían.
-Volvamos antes de que ludmila me empiece a buscar -sugirió Guido, aunque parte de él deseaba quedarse en ese momento para siempre.
Morena asintió, ajustando su vestido y sonriendo con complicidad. Salieron del baño como si nada hubiera pasado, pero ambos sabían que su historia continuaría, marcada por la pasión que los unía más allá de cualquier límite.
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𝑆ℎ𝑎𝑑𝑒𝑠 𝑂𝑓 𝐶𝑜𝑜𝑙- 𝐺𝑢𝑖𝑑𝑜 𝑆𝑎𝑟𝑑𝑒𝑙𝑙𝑖
Fanfiction"Your hot, hot weather in the summer High, high, neglectful lover"