''Estarás para siempre en mi corazón''

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Testigo: realmente no sé por dónde comenzar.

XXX: por el principio.

(Un silencio invadió la habitación)

XXX: Esta bien, ¿eres su amigo?

El joven lo vio a los ojos y no supo si era ira, tristeza o ambas cosas.

Testigo: Su novio.

XXX: Esta bien, comience relatando el cómo se conocieron.


Para él no era fácil, comenzar a decir que era un estúpido juego con sus amigos del salón, ni siquiera sabía porque tenía tan mala suerte aquella vez, perdió una vez en la botella y se vio reacio a hacer retos como siempre. Seguido de eso perdió en el juego de cartas, en el UNO y en un pequeño juego de tenis.

Siempre hacían retos y como el no quiso hacer ninguna de esas tonterías, ellos se hartaron de continuar jugando, diciéndole que ser su amigo no era divertido.

—¡Asume las consecuencias! — le gritó uno de ellos y dejándolo de lado.

—¡Esta bien! ¡un solo reto que no sea difícil ni vergonzoso ni...!

—¡Olvídalo eres un gallina!

—¡Esta bien! — aceptó, porque de una u otra manera era divertido estar con ellos, siempre tenían algo que hacer. Recuerda estar planeando que podría hacer, y como había faltado a su palabra muchas veces tenía que ser algo grande y que durara mucho tiempo, por lo que no se podían poner de acuerdo hasta que llegó el día siguiente.

—Por fin tomamos una decisión unánime... — dijo uno de ellos con una sonrisa, sabía que eso no podría ser bueno, solo lo condujeron al patio, donde había un chico debajo de un árbol, tenía un ojo morado, era como nerd que estaba leyendo sus apuntes de la clase.

—Quiero que te hagas novio de ese chico hasta que logres acostarte con el... — él pensaba que todo esto era una broma de muy mal gusto. Por supuesto que existía el rumor de que él era gay por lo que solo tenía que fingir interés, el ameritaba ese ojo morado con otros chicos que seguramente lo molestaban por el mismo motivo.

—¡Por supuesto que no! — volvió a negarse y todos lo quedaron viendo con decepción. Todos hacían cosas vergonzosas, solo él se mostraba reacio y era su propia amistad la que ameritaba que eran todos o ninguno.

—¡Esta bien! ¡nuestra amistad es cortada aparte de...!

—¡Esta bien! ¿Cómo quieres que me acerque a él?

—Tengo una idea... — uno de ellos comenzó a hurgar en su mochila, pensaba que sería una especie de regalo para dárselo y fingiendo tontamente que le ha parecido lindo, pero en vez de eso sacó una pelota, mostrándole de manera triunfal, prometía que cuando todo esto termine le rompería los dientes.

—Solo la arrojaré cerca de él y tu ve por ella... — no tuvo tiempo de negarse, el solo arrojó la pelota y cayó demasiado cerca de él. Tuvo que tener nervios de acero porque todo de repente había ocurrido muy rápido.

Se acercó a él a tomar la pelota.

—Lo siento... — le dijo y el levantó la vista sonriéndole. El ojo morado era peor de cerca.

—No te preocupes... — le respondió, levantando la pelota y dándosela a él.

—¿Cómo te llamas?

—Yibo... Wang Yibo... — de hecho, el chico no era feo de cerca. Incluso con todo y el ojo morado era bastante lindo.

—Mucho gusto soy Xiao Zhan... ¿te gustaría ir a tomar un café? Yo invito... — Yibo parpadeó un par de veces poniéndose de pie y mostrándole una sonrisa, ahora que lo piensa bien se da cuenta que el sabía que era una broma, pero se sometió a ese tipo de locuras porque se sentía solo.

ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora