"Esto es arriesgado para mí" murmuró el angel, dejando la máscara en las manos finas de la fémina, mirándola con ojos filosos por lo que estaba sacrificando solo por su capricho. Aunque para todo hay un 'pero', y eso era ella.Se disculpó por su egoísmo. El amor la traía de la palma de la mano, le hacía falta sentir sus manos acunando su cuerpo mientras sus labios recorren su rostro en un recorrido desde su frente hasta su cuello para sacarle unas risas mientras se acurrucan en las telas blancas de las sábanas. El exorcista la miro negando seriamente, pero por dentro no podía evitar sonreír por ella, era tan inocente por ese hombre que la hacía suspirar a pesar de estar tan lejos.
"Ya será hora, ten cuidado" asintió ante la petición de su amiga mientras la veía alejarse con su ropa y peinado para no sospechar.
Con ambas alas se dirigió a la legión de exorcistas que se encontraban preparando armas de guerra para la tan ansiada exterminación. El grito del comandante se escuchó, dando luz verde para abrir el portal al infierno y entrar de inmediato para dirigirse en un lugar en específico, esperando no ser vista por ningún exorcista.
"Ugh, la exterminación siempre me da escalofríos, espero no maten a tantos como el año pasado" la de moño hablo abrazando a si misma, oyendo los gritos y trinches que protagonizaban aquellos angeles exterminadores.
Con una gran manta desgastada te cubriste en un rincón del hotel, observando por donde podrías entrar; te diste cuenta que la puerta de entrada estaba a unos pasos tuyos, chasqueaste tu lengua en signo de molestia, pero rápidamente la cambiaste a unas risas por lo despistada que podrías ser.
Viste de reojo a los que se encontraban ahí adentro, solo estaban dos chicas hablando y dándose abrazos. Una sonrisa se asomó en su rostro al recordar los momentos con su guapo esposo, como es que al principio no solía mostrar casi ni una pizca de cariño, pero al final resultó ser como un oso con miel. Volviste a ver, había cambiado la cantidad de personas, siendo un tercero un gran gato alado con un moño.
Sus ojos se dilataron de la impresión, su sangre se iba a su rostro mientras sentía la gran necesidad de llorar, su boca temblaba, pero estaba feliz, sus alas querían revolotear y volar hacia sus brazos para decirle cuánto lo amaba mientras lo besaba en todo su rostro como él lo ha hecho con ella, necesitaba decirle cuánto quería tocarlo y sentir su calor después de tantos siglos separados.
"¿¡QUÉ CARAJOS!?"
Grito la del ojo derecho saltando a los brazos de su novia al sentir una presencia extraña pasar como luz cerca de ella. La rubia no podía estar más de acuerdo con lo que dijo, ambas se quedaron sorprendidas al ver que aquella figura cayó sobre el cantinero.
Este reclamaba y maldecía a la mujer que se le arrimo encima, queriéndola lejos al escuchar su risa, pero que luego aquella risa se transformó en llanto a medida de que la apartaba para sentar la de rodilla frente a él. Tocó su mano, sintiendo lo suave de esta, algo que jamás había sentido y apreciar bien al hacerlo. El aroma floral que desprendía era exquisito, le traía nostalgia a su antigua vida antes de fallecer emborrachado de tristeza. Oía los llantos de la mujer, sintiéndose en la necesidad de detenerlos, así que con su mano izquierda empezó a apartar la manta desgastada de tu cabello para que terminara bajando hasta tus hombros, cubriendo el resto de tu cuerpo ante el gato que te miraba con impresión.
Su mano entrelazada se fue al rostro de la contraria, sintiendo lo caliente que se había puesto y también las lágrimas que parecían no cesar nunca. Levantó su rostro lentamente, no quería apresurarse, quería disfrutar cada detalle que la mujer le entregaba a pesar de su llanto. Ahí estaban, sus ojos __ que brillaban por lo aguado que se pusieron, su rostro rojo de la vergüenza y felicidad que le traía al verlo finalmente a los ojos.
Se sonrieron como aquella vez en la tienda. Se sintieron felices como el día de su boda. Se sintieron tristes cuando se separaron y que gracias a ello, no se vieran durante tanto tiempo. No aguantaron más, y en un silencioso llanto, unieron sus labios dulcemente, amándose como siempre lo han hecho. Se separaron lentamente para verse a los ojos, irradiaban tanta felicidad que para los que los observaban se sintieran muy empalagados, a excepción de la rubia.
Le restaron importancia a las miradas, ahora todo se trataba de ellos dos, diciéndose tanto con la mirada. Husk, aquel cantinero tan aguafiestas y pesado para muchos, sentía su corazón derretirse y latir como nunca lo había hecho desde que ella, su esposa y amada, murió. Observó las finas manos de su esposa, sujetando en donde aún tenía el anillo de bodas; lo beso unos segundos para luego atacar los labios, mejillas y frente de la contraria, sintiéndose bien de si mismo al oír su adorable risa.
"¿Tu anillo..?" pregunto, acunando ambas manos del contrario, viendo en cada dedo para ver si encontraba aquel anillo plateado en alguno de sus dedos, sin éxito.
Ella suspiró rendida, haciendo que él minino riera por lo bajo. La llamo con un soplito en su rostro para que lo mirase. "Toca mi pecho" dijo inesperadamente a un volúmen solo para que tú escuchases. Con el rojo en tus mejillas hiciste lo que te dijo, sintiendo el pelaje de este, hasta que uno de tus dedos choco con algo duro y frío. Agarraste aquel dichoso objeto, sacando un jadeo de sorpresa.
Su anillo se había convertido en un colgante ahora.
"Sorpresa" resopló en una pequeña risa.
"¿¡Eras casado!? ¡Por amor a Dios, avisa!" sollozo el arácnido de forma dramática ante la situación. Había coqueteado con alguien a quien ya era hombre de alguien más.
"Mi vida no le debe interesar a nadie, putos"
"Husk..."
"Disculpa, cariño" te ayudo a levantarte, viendo el resto de tus prendas, sorprendiéndose al tratarse de la ropa de un exorcista. Te miro esperando una respuesta.
...
Luego de una pequeña charla, acomodaste todo para ayudar un poco en el hotel, después de tu llegada y ver el desorden, ayudaste a la pequeña a limpiar un poco mientras eras devorada por la mirada del felino que de lejos te veía moverte y divirtiéndote con aquella pulguita.
"Husk, me sorprende que ella, siendo un ángel, haya hecho esto solo por verte"
"... Tienes razón" miro a su mujer con una sonrisa, para luego mirar hacia abajo unos momentos. Dirigió su mirada a la princesa "Yo debería hacer lo mismo"
La princesa era la que ahora lloraba de felicidad mientras abraza a Husk, y él al contrario, quería apartarla de muchas formas. TN los veía con una sonrisa, riendo internamente por lo cascarrabias que se había puesto su marido ahora, pero a pesar de eso, lo seguía amando en cualquier ángulo.
Luego de un tiempo que parecía una eternidad, la alarma de que el exterminio estaría a punto de terminar sonó. Ambos amantes se miraron con tristeza por la idea de separarse de nuevo. Entrelazaron sus manos, compartiendo un último beso para tomar la máscara de exorcista y ponérsela para dirigirse a la salida del hotel y darles una última mirada de despedida a todos ahí adentro e irse volando rápidamente al portal que la esperaba en el cielo.
En el fondo estaban felices y satisfechos, sabían que su amor no se iba a apagar nunca, a pesar de pertenecer en lugares diferentes, ambos compartían la misma llama del amor que los hacía sentir vivos.
La próxima vez, llevaré flores. Pensaron.
___
Perdón, amo a Husk.
Gracias por permitirme hacer este OS :D
* Este One shot está hecho a partir de otro, si les interesa ver eso o más, vayan al perfil de jeankibuu para ver su libro entero de HH y HB💞
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Florista [Husk X Reader]
Fanfiction[menciones a la autora original: @jeankibuu] * Fem! Reader * una versión alternativa de una linda historia 🥀