1.

116 7 0
                                    

“¿Hablas en serio…?”. “¿Está muerto ó algo así?”. Eran los murmuros alrededor de él. Él no podía abrir los ojos, apenas si podía tensar los párpados. Lo último que recuerda es que, estaba hincado en la orilla de un río. Se había acercado para beber un poco de agua. Después de ello, no recordaba más.

Las personas a su alrededor lo veían extrañados, nunca habían visto a nadie de los suyos con esos aparatos. El sujeto que encontraron flotando río abajo; traía cosas realmente interesantes con él.

Poco a poco y con dificultad, él abrió los ojos, solo para darse cuenta de que, no estaba en su tienda, si no, en otro lugar. Anubis se tensó al ver a las personas alrededor de él, no lucían cómo otros campistas, de hecho, no lucían cómo personas cuerdas. Sus prendas eran de un color marrón, tal vez sus prendas antes habrían sido blancas, pero ahora, eran marrones ó de colores similares. Sin mencionar que, algunos de ellos tenían sombreros de paja.

¿Qué demonios había pasado?

—¿Do… Dónde estoy…? —cuestionó bastante aterrado el Omega. Se supone que venía de viaje y arrelajarse al bosque Del Higo.

Pero no contaba con encontrarse en esta situación. El bosque del Higo era  famoso por las personas que desaparecían y también porque, se narraba que aún habían nativos viviendo ahí. Para algunos era sorprendente, un bosque misterioso, y también sería maravilloso encontrarse con algún nativo y aprender de sus costumbres y tradiciones.

El Omega de piel bronceada se levantó de inmediato, solamente para darse cuenta de que, se encontraba acostado en una mesa de madera.

Los extraños lo veían con curiosidad ¿Qué demonios hacía el chico raro? Parecía que les temía. 

Anubis a como pudo fue buscando sus cosas con la mirada, y se sintió tan aliviado de encontrarlas. Ahí, al pie de la mesa; estaba su mochila. El Omega la recogió sin dudar y comenzó a buscar en ella su teléfono, debía llamar a su guía y decirle donde estaba para que viniera a buscarlo.

Pero en cuanto encendió el teléfono y comenzó a marcar; nada, no respondía, más bien, parecía que no tenía señal. El Omega chasqueó la lengua enojado, para después comenzar a rebuscar entre sus cosas y encontrarse con su termo de café, su lonchera; ambos vacíos. Su cámara que estaba mojada y no prendía.

Su libreta con su lista de cosas por hacer también estaba mojada y con la tinta escurrida. Y ni hablar de su ropa; que es muy probable que tal vez la pondría a secar ¿Pero que había pasado? ¿Acaso se resbaló y cayó en el río? ¿Y había terminado en otro lugar? En el mapa de su teléfono no mostraba signos de casas hechas de adobe (ya que se encontraba en una).

—Si… fue extraño para nosotros la primera vez… —anunció uno de los sujetos que lo veía con una sonrisa soberbia.

—¿La primera vez…? —habló Anubis bastante confundido ¿De que estaba hablando ese sujeto?

—Fácil. Te detuviste a beber agua de río… —mencionó Qin —. Cerca de esa cascada… y luego, aunque no lo recuerdes, te resbalaste… —anunció. Él al igual que ese chico; había pasado por lo mismo. Se detuvo de su tour a beber agua del río del bosque Del Higo, y después de beber no recuerda como pero terminó aquí.

—No recuerdo haberme resbalado —anunció Anubis extrañado.

—Exacto —alardeó Qin—. Nadie lo recuerda… ¿Por qué crees que hablo casi el mismo idioma que tú? Es porqué no soy de aquí. Soy de allá afuera, no de aquí… ellos si hablan ese dialecto raro… —señaló a las personas paradas al lado de él.

—“¿Ellos?” —habló uno de ellos bastante ofendido, "Ellos" se tomaba como un insulto aquí.

“¿Qué dice el sujeto?” “¿Eh? No comprendo mucho”. —habló un sujeto alto.

Mini Shoot: Hielo Y Fuego. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora