21

55 10 0
                                    

Para ese punto de su vida Izuku sentía tocar la plenitud de la misma, y, sobre todo, lo hacía al lado de la persona que más amaba, razón por la cual se sentía bastante feliz.

Caminando campante por los pasillos del despacho de su padre, ignorando por completo las últimas habladurías que rondaban por cada pasillo desde que su relación con el rubio comenzó a ser pública.

En ese momento, iba con dirección a la oficina del Alfa, ignorando por completo a la Omega castaña que le vio venir desde su escritorio, misma que lo detuvo antes de entrar a la oficina de su jefe.

—Disculpé, pero no pude pasar si no tiene una cita.

Izuku, detuvo su caminar, inspeccionando a la joven de pies a cabeza, mirando la puerta de la oficina después, seguido de ir tranquilo con dirección a la castaña.

—¿Y tú eres?

—La secretaria del señor Bakugo, de hecho, es mi segundo día.

—Ya veo— susurro, recordando que no pudo hablar con el rubio el día anterior por ocupaciones de ambas partes hasta esa mañana—. Bueno, soy su pareja, Ojiro ya me conocía, así que no hay problema si entro a la oficina de mi novio.

—Oh, ya veo, pero aun así debo avisarle de su llegada.

El Omega peliverde sonrió nervioso, pues tal parecía que la chica frente a él no estaba entendiendo a lo que se refería.

—Me gusta sorprenderlo, ¿de acuerdo? Así que, si me permites— dijo, retrocediendo y entrando a la oficina de Katsuki.

El Alfa levantó la cabeza de los papeles que tenía en su escritorio, mirando sorprendido a Izuku quien cerraba la puerta y caminaba con dirección a él.

—¿Nueva secretaria? — preguntó, viendo cómo Katsuki hacía su silla un poco hacia atrás para invitarlo a tomar asiento en sus piernas.

—Un cambio repentino de recursos humanos— suspiro, rodeando la cadera de Izuku y acariciando su pierna—. Es un completo lío, y me estoy atrasando en mis casos.

—¿Y tú equipo de trabajo?

—Uno de ellos está trabajando con tu padre y el otro par, de vacaciones — volvió a suspirar con cansancio, recargando su frente en el hombro de Izuku —. Ochako es la única que me está ayudando a revisar los documentos y demás. Creo que saldré tarde hoy.

—¿Quieres mi ayuda? No sé mucho, pero puedo hacer algo para aligerar tu trabajo.

El rubio sonrió y asintió, acercándose al Omega para besarlo. Era un acto que ambos disfrutaban, gozaban sentir las motas de sus feromonas revolotear a su alrededor, les gustaba sentir esa química que poco a poco iba en aumento, les fascinaba sentir el deseo bullir desde su vientre.

Acercándose más el uno al otro, chocando su aliento agitado cada vez que se alejaban, volviendo al vaivén de sus labios; Izuku, enredó sus dedos en los cabellos rubios de Katsuki, mismo que introdujo su mano bajo la ropa del Omega, acariciando esa piel tan tersa y perfecta que ya una ocasión tuvo la oportunidad de ver.

Pero para mala suerte suya, Ochako entró a la oficina sin previo aviso, sorprendiendo a la pareja que se separó al instante.

—L-lo lo siento mucho— tartamudeo, girando sobre sus talones, mirando sonrojada la puerta.

—¿Qué se te ofrece? — preguntó el Alfa con voz ronca.

—N-necesitaba unas firmas, s-solo eso.

Sonriendo divertido al ver cómo Izuku hacía el intento de esconder su rostro sonrojado en la curvatura de su cuello, le pidió a Ochako colocar los documentos en la mesa de reuniones, pues pronto los revisaría y firmaría.

Mi mayor codicia [BakuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora