Julián y Enzo eran inseparables desde que el mayor había llegado de su pequeño pueblo cordobés, Calchín, y se había instalado en la casa de al lado del menor. Los dos terminaron de crecer juntos, jugaban al fútbol en club del del barrio y soñaban con ser grandes estrellas algún día. Julián, con su cabello enrulado, su gran inocencia y la sonrisa más brillante del mundo, era un pibe humilde, siempre laburando duro en todo lo que hacía. Enzo, con su carisma natural, su cegadora belleza y su habilidad para levantarse a cualquiera, era el pibe popular que todo el mundo quería ser. A pesar de ser polos completamente opuestos, juntos formaban un dúo imparable tanto en la cancha como fuera de ella.
Cuando llegaron a la adolescencia, todo empezó a cambiar. Enzo conoció a Valentina, una piba popular del colegio. Valentina era linda, tenía el cabello azabache perfecto, una mirada perfilada y un cuerpo envidiable, pero también una actitud arrogante y materialista que lograba que a menudo menospreciara a los demás. Julián, siendo de una familia humilde y oriundo de un pequeño pueblo cercano, era el blanco frecuente de sus desprecios.
A Julián esta relación no le gustaba para nada. No porque no creyera que Valentina no estaba a la altura de Enzo, ella era bonita y adinerada, sino porque él llevaba enamorado de su amigo desdela primera vez que lo vio correr atrás de la pelota, con su agilidad y gracia, pero a la vez con una seguridad violenta y decidida. Ahí supo que no había retorno. Lo sabía y le dolía con cada partícula de su ser ya que, por el contrario, Enzo no mostraba ni un ápice de interés en él de esa misma manera. Eran unidos, sí, y tal vez se amaban, pero no como el mayor quería.
Tal vez conformarse con ser su amigo toda la vida no era tan malo.
Oh, sí lo era.
Lo era porque lentamente Valentina iba apagando la luz de su compañero. Lo era porque todos los días, desde la ventana de su habitación que daba perfectamente con la de él, era testigo de los planteos exagerados que ella le hacía, de cómo cuestionaba y le reprochaba el levante que tenía con otras mujeres, cómo se quejaba de que él no la pusiera como prioridad antes que a su equipo de fútbol, y hasta cómo no hacia el mínimo esfuerzo por llevar una vida más adinerada y llena de lujos por ella.
Fue cuestión de meses para que la relación de los amigos pasara a ser únicamente dentro de la cancha. Enzo no tuvo otra opción que alejarse de Julián por el bien de su relación.
Sin embargo, con lo que Valentina no contaba era con que, desde las ventanas de sus casas, los chicos podían comunicarse tranquilamente moviendo sus labios o escribiéndose con hojas y fibrones. Así lo hacían todas las noches.
''¿Qué pasó ahora?'' decía el papel que el cordobés había pegado en el vidrio luego de que Valentina se fuera.
Enzo esbozó una sonrisa cansada antes de responder en otro papel.
''Me tiene re podrido, boludo''
Julián tuvo que tapar su rostro detrás del cuaderno que sostenían sus manos para poder reír. No le gustaba ver a su amigo abatido, sin embargo su tonto corazón sentía esperanzas al ver que no todo iba tan bien entre ellos.Lo pensó, tal vez ahora era su momento de actuar para revertir la situación.
Sin embargo, cuando tomó el valor de escribir un simple 'te quiero', Enzo ya no se encontraba del otro lado.
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Una tarde, después de un entrenamiento, Julián y Enzo se sentaron en el banco de una plaza agotados de tanto jugar pero felices, allí estaba la felicidad de ambos.
-Boludo, ¿te acordás cuando éramos pendejos y jugábamos acá? -preguntó Julián, sonriendo.
-¿Te acordaaas? Pasábamos horas pateando la pelota hasta que tu vieja te llamaba para bañarte. Una vez me acuerdo que salió a buscarte con un palo -respondió Enzo, riendo-.
-Eran buenos tiempos -dijo Julián, suspirando-. Nada de qué preocuparse, solo fútbol y amistad. Vos y yo.
-Sí -asintió Enzo, pero su mirada se volvió seria-. Aunque ahora todo es diferente.
Julián levantó una ceja, intrigado.
-¿A qué te referís?
-Es Valentina -dijo Enzo, bajando la voz-. A veces siento que está tratando de alejarme de vos, del fútbol, de todo lo que me gusta.
Julián sintió una punzada de dolor en el pecho.
-¿Qué te dijo?
-Nada específico, pero siempre hace comentarios despectivos sobre vos, sobre mi futuro, sobre esto. -admitió Enzo, haciendo rebotar la pelota entre sus manos-. Me molesta, pero no sé cómo enfrentarlo sin que se ponga como loca.
Julián suspiró.
-No te preocupes por mí. Si ella te hace feliz, eso es lo que importa.
Enzo lo miró con tristeza.
-Vos también sos importante para mí, Julián. No quiero perder nuestra amistad.
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❥ u belong with me / / enzulian 🎔
Fanfiction''¿Sabés qué, Enzo? La del proceso no se abandona.'' Enzo sonrió al escuchar aquello. El rostro de su mejor amigo, con sus cachetes colorados y sonrisa brillante apareció en su cabeza sin siquiera pedir permiso. Ella no era era la del proceso, Jul...