El Diario Escondido

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La abuela Elena, con su sonrisa característica y sus ojos llenos de brillo, le tendió a Martín un paño polvoriento. "Mi niño, necesito tu ayuda. En el ático hay unas tazas antiguas que quiero sacar para una ocasión especial. Y de paso, podrías darle una buena limpiadita al lugar, ¿no crees?". Will asintió con entusiasmo. El ático siempre había sido uno de sus lugares favoritos de la casa, un espacio lleno de misterio y objetos olvidados.

Con una linterna en una mano y el paño en la otra, Will se adentró en el laberinto de cajas y muebles polvorientos. El aire era pesado y olía a naftalina, pero a él le encantaba ese olor a pasado. Entre cajas llenas de ropa vieja y juguetes rotos, comenzó a buscar las preciadas tazas. Pero a medida que avanzaba, se dio cuenta de que el ático era mucho más que un simple almacén. Era un tesoro escondido, lleno de historias y secretos.

De repente, su mirada se posó en un pequeño diario de cuero marrón, escondido entre unos libros antiguos. La curiosidad lo invadió. Lo tomó en sus manos y lo abrió con cuidado. Las páginas amarillentas estaban llenas de una letra elegante y cursiva. Era la escritura de alguien que había vivido mucho tiempo atrás, alguien que había puesto sus pensamientos y sentimientos más profundos en el papel.

EL diario de un olvidadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora