The Scientist

1.7K 261 76
                                    

Advertencias: Violencia típica del manga. Prepárense con pañuelos.
LEER NOTA DEL FINAL.

*¡ESTE NO ES EL FINAL!*

*¡ESTE NO ES EL FINAL!*

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

~•~
_____

—Oye, Ryomen —comentó la femenina—. Te amo.

El mayor puso los ojos en blanco—. Lo has dicho todo el día, ya cierra la boca.

—Es la verdad, te amo —murmuró contra su hombro desnudo—. Dilo tú.

—No, ya deja de joder y duermete —su voz ronca era casi sarcastica.

La más baja suspiró y se acomodó contra sus brazos—. No hay forma de hacerte decirlo…

Solo cuando ella estuvo dormida, Sukuna sonrió—. Te amo

___

La nieve cubría los caminos, eso tranquilizó a Sukuna. Los hechiceros los estaban siguiendo, y sin pistas podrían llegar a la costa, subir a un barco e ir a cualquier lugar que quisieran, solo él y Hina.

Sukuna soltó un suspiro, la mujer a su lado parecía más fatigada—. ¿Te deje adolorida?

—Mucho…me duele los muslos y la espalda —respondió, recordando vagamente como el mayor la puso boca abajo en el pasto y la penetró por lo que fueron horas, todavía sentía el calor en su vientre y el hormigueo en su intimidad, como sus sexos terminaron pegajosos e hinchados.

El más alto sonrió orgulloso—. Me detuve cuando estabas babeando y te desmayaste.

La castaña se cubrió la cara avergonzada—. ¡F-fue tu culpa, no dejabas de hacerlo!

—Te gusta cuando sigo haciéndolo —el mayor arqueo la ceja casi arrogante—. Eres tan indecisa, parecía que estabas en tu mundo mientras pedías más, y yo fuí generoso y te lo dí.

Hina volteó a verlo tratando de buscar algo con qué responder inteligentemente, pero ella no era así—. Es indecente que digas eso con tanta libertad…

—No es indecente, es como es —alzó los brazos indiferente—. En todo caso tú misma eres indecente.

La muchacha agachó la cabeza—. Lo siento…no quería que pienses eso de mí.

—No pienso nada negativo de tí, no realmente —su mirada se detuvo en la forma en que Hina sostuvo la manga de su kimono. Era divertido y reconfortante tener algo así, alguien así de cálida.

—Mira, una casa abandonada —señaló Hina, corriendo hasta la vivienda apenas sostenida por la madera podrida—. ¿Podemos pasar la noche aquí?

El de tatuajes puso su mano sobre la cabeza de Hina y lo sacudió. Dió un vistazo rápido a la vivienda y asintió, pues pronto se pondría el sol—. Iré a buscar leña seca, quédate dentro. No salgas hasta que yo vuelva.

𝙏𝙤 𝙨𝙬𝙚𝙚𝙩 [𝙎𝙪𝙠𝙪𝙣𝙖 𝙭 𝙊𝘾]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora