𝓽𝓮𝓷

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La Prueba del Fuego

(24/07/98) En algún lugar de la academia

Los días siguientes a la recuperación del Espejo de las Almas Perdidas fueron de una calma tensa. La academia estaba en alerta máxima, y los profesores y estudiantes se preparaban para cualquier ataque de la Orden de las Sombras Eternas. Leah y Peter sabían que el tiempo era crucial y dedicaron todas sus energías a entrenar y mejorar sus habilidades.

El entrenamiento era intenso. Pasaban horas en los campos de práctica, perfeccionando sus hechizos y trabajando en su sincronización. Madame Isabel les proporcionó guías y entrenadores adicionales para asegurar que estuvieran preparados para cualquier eventualidad.

Una tarde, mientras entrenaban en el claro del bosque cercano a la academia, Leah intentó un nuevo hechizo de protección, pero algo salió mal. Una explosión de energía la lanzó al suelo, dejándola aturdida.

—¡Leah! —gritó Peter, corriendo hacia ella.

La ayudó a levantarse, y Leah se frotó la cabeza, aturdida pero sin heridas graves.

—Lo siento, Peter —dijo, frustrada—. Este hechizo es más complicado de lo que pensaba.

Peter la miró con preocupación pero también con determinación.

—No te preocupes. Estamos aprendiendo y mejorando juntos. Vamos a intentarlo de nuevo.

Con paciencia y perseverancia, continuaron practicando hasta que Leah logró dominar el hechizo. Peter la felicitó, su sonrisa cálida llenándola de una renovada confianza. Esa noche, Madame Isabel los convocó a su despacho.

En la habitación, el ambiente era solemne. La directora tenía una expresión grave en su rostro.

—Han hecho grandes progresos —comenzó—, pero hay algo más que deben enfrentar. Una prueba final que determinará si están realmente listos para enfrentarse a la Orden de las Sombras Eternas.

Leah y Peter intercambiaron miradas. Sabían que cualquier cosa que Madame Isabel tuviera en mente sería un desafío formidable.

—¿Qué debemos hacer? —preguntó Leah.

—Hay una cámara secreta debajo de la academia —explicó Madame Isabel—. Dentro de esa cámara, enfrentarán sus mayores miedos y desafíos. Solo si trabajan juntos y confían completamente el uno en el otro podrán superar la prueba.

Con corazones firmes, Leah y Peter se dirigieron a la entrada de la cámara secreta. El ambiente era pesado y el aire se llenaba de una energía antigua y poderosa.

—Estoy contigo, pase lo que pase —dijo Peter, tomando la mano de Leah.

—Y yo contigo —respondió ella, apretando su mano.

Entraron a la cámara, donde fueron recibidos por una serie de ilusiones y desafíos. La primera prueba los separó, enfrentándolos a sus peores miedos. Leah se encontró en un oscuro bosque, rodeada de sombras que susurraban sus inseguridades. Peter, por su parte, estaba en una sala de espejos, enfrentando versiones distorsionadas de sí mismo que le mostraban sus dudas y errores.

A medida que luchaban contra sus miedos, recordaron las palabras de Madame Isabel: debían confiar en su vínculo. Con renovada determinación, comenzaron a buscarse mutuamente en la oscuridad. Finalmente, sus caminos se cruzaron nuevamente en el centro de la cámara.

—No estás sola —dijo Peter, abrazándola—. Nunca lo estarás.

—Y tú tampoco —respondió Leah, sintiendo cómo la fuerza de su vínculo los envolvía.

Juntos, enfrentaron la prueba final: un dragón de sombras que custodiaba una puerta de luz. Usando la combinación de sus poderes, lanzaron un hechizo conjunto que desintegró al dragón y abrió la puerta. La luz los envolvió y se encontraron de regreso en la entrada de la cámara, donde Madame Isabel los esperaba.

—Han superado la prueba —dijo, con orgullo en su voz—. Su vínculo es fuerte y su determinación inquebrantable. Están listos para cualquier cosa que la Orden de las Sombras Eternas les lance.

Con una nueva confianza y un vínculo más fuerte que nunca, Leah y Peter sabían que podían enfrentar cualquier desafío. Mientras caminaban de regreso a la academia, sus manos entrelazadas, se prometieron que siempre estarían el uno para el otro, sin importar lo que el futuro les deparara.

Esa noche, mientras las estrellas brillaban sobre la academia, Leah y Peter supieron que, juntos, podrían superar cualquier oscuridad. Y aunque el camino era incierto, su amor y su vínculo los guiarían hacia la luz.

Bajo la misma sombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora