Bajo la misma sombra

𝓽𝔀𝓮𝓵𝓿𝓮

La Llama de la Noche Eterna

(27/07/98)Habitación de Leah

El aire en la academia estaba cargado de tensión. Después de asegurar el Anillo de la Desesperación, Leah y Peter sabían que su siguiente misión era encontrar la Llama de la Noche Eterna antes de que la Orden de las Sombras Eternas la reclamara.

Con la guía de Madame Isabel y la ayuda de antiguos textos, comenzaron a buscar pistas sobre la ubicación del último artefacto. Una tarde, mientras revisaban viejos mapas en la biblioteca, Leah encontró una anotación en un margen.

—Peter, mira esto —dijo, señalando un pequeño símbolo—. Este mapa menciona una cueva al norte de la academia, conocida como la Caverna de los Susurros. Según el texto, allí se encuentra la Llama de la Noche Eterna.

Peter asintió, su expresión seria.

—Debemos ir allí cuanto antes. No podemos permitir que la Orden llegue primero.

Con sus varitas listas y provisiones para el viaje, se dirigieron hacia la caverna. El viaje fue largo y agotador, pero su determinación los mantuvo en marcha. A medida que se acercaban a la caverna, el aire se volvía más frío y la oscuridad más palpable.

La entrada de la Caverna de los Susurros era imponente, rodeada de estatuas antiguas y runas protectoras. Leah y Peter intercambiaron una mirada decidida y, con un último suspiro, entraron. Dentro de la caverna, el silencio era ensordecedor.

Las paredes estaban cubiertas de símbolos antiguos y las sombras parecían moverse con vida propia. Avanzaron con cautela, iluminando su camino con hechizos de luz. De repente, las sombras comenzaron a converger, formando figuras oscuras que bloqueaban su camino. Eran guardianes de la caverna, criaturas formadas por pura oscuridad y magia antigua.

—¡Prepárate! —gritó Peter, lanzando un hechizo de luz contra las criaturas.

La batalla fue intensa. Los guardianes eran poderosos y sus ataques precisos. Leah y Peter lucharon con todas sus fuerzas, utilizando cada hechizo y técnica que habían aprendido. La sincronización y la confianza mutua fueron clave para repeler a las criaturas. Finalmente, con un último esfuerzo combinado, lograron dispersar a los guardianes.

El camino hacia la sala principal de la caverna quedó despejado. Al entrar, encontraron un altar antiguo, y en el centro, una llama brillante y eterna.

—La Llama de la Noche Eterna —dijo Leah con reverencia, acercándose al altar.

Antes de que pudieran tomar la llama, una voz resonó en la caverna.

—No tan rápido —dijo una figura encapuchada que emergió de las sombras.

Era un miembro de la Orden de las Sombras Eternas. La figura lanzó un hechizo oscuro hacia ellos, pero Leah y Peter, trabajando juntos, lograron desviar el ataque. La batalla que siguió fue aún más feroz que antes.

La figura encapuchada era poderosa y astuta, utilizando trucos y magia oscura para intentar derrotarlos. Sin embargo, el vínculo entre Leah y Peter era inquebrantable. Con un último esfuerzo combinado, lanzaron un hechizo que atrapó a la figura en un círculo de luz, neutralizándola. Con la amenaza eliminada, tomaron la Llama de la Noche Eterna y la aseguraron en un recipiente mágico.

—Debemos llevarla de vuelta a la academia —dijo Peter, su voz llena de determinación.

De regreso en la academia, entregaron la llama a Madame Isabel, quien la guardó junto a los otros artefactos.

—Han hecho un trabajo increíble —dijo la directora, su voz llena de orgullo—. Pero sepan que la Orden de las Sombras Eternas no se detendrá aquí. Debemos estar preparados para lo que venga.

Esa noche, mientras descansaban en la torre más alta, Leah y Peter compartieron un momento de paz y reflexión.

—Estamos más cerca de derrotar a la Orden, pero el camino aún es largo —dijo Leah, mirando las estrellas.

—Sí, pero mientras estemos juntos, podemos enfrentar cualquier cosa —respondió Peter, tomando su mano.

Se abrazaron bajo el cielo estrellado, sabiendo que su amor y su vínculo eran su mayor fuerza. Y aunque el futuro era incierto, estaban preparados para enfrentarlo juntos.