Armando quería volver a ser el todo de Beatriz... O ese fue su objetivo antes de que perdiese todas sus memorias sobre ella. Tras ese giro su vida retorna a lo que era y va por algo muy ambicioso: expandir a V&M a nivel mundial.
¿Cuál es el plan? C...
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—¡Sorpresa! —gritó Betty provocando que su madre se sobresaltara.
—¡Mija, no!, casi me sacas el Jesús por la boca —continuó y después lanzó una risa —Ay, mi amor, ¿Por qué no me dijiste que vendrías? si me hubieras dicho te hacía unos tamalitos o un postrecito de esos que tanto te gustan.
Betty sonrió y le dio un abrazo con la misma calidez que emanaba la cocina. En la mesa había un bol con tiras de tortillas fritas, en la estufa una fragante sopa tarasca hervía.
La semana se le había hecho tan lenta, la cantidad de trabajo que tuvo la había mantenido demasiado ocupada, la razón de ello se debió al afán de adelantar lo más que pudo; La única comunicación que tenía con sus padres —y ahora Armando— eran los mensajes que sin falta se enviaban todos los días y alguna que otra video llamada si el tiempo lo permitía; por lo que, Betty quiso darles una sorpresa y sin avisarle a nadie tomó un vuelo.
—Quería que fuera una sorpresa —respondió apartándose para tomar unas tiritas de tortillas.
—¿Ahora si es definitivo? —Betty levantó las cejas por el cuestionar —Ya no volverás allá, ¿Verdad?
—Má, ya hablamos de eso. Acepté la dirección de la sede de París, ahora vivo allá.
—Cuando nos dijiste que te ibas a ir a Francia pensamos que sería algo pasajero y ahora, resulta que la niña se manda sola y vivirá allá.
—No te enojes ¿Sí? —suplicó haciendo unas pequeñas muecas para inspirar lástima —. Quizá te visite seguido. —Una sonrisa se le escapó y su mamá le miró incrédula. Otra vez estaba actuando de una manera extraña, ella más que nadie la conocía. —Es un día bonito, ¿Verdad? Voy a arreglarme.
—¿Apenas llegas y te vas? ¿A dónde?
Betty dejó crujir lentamente la tortilla en la boca. Quería contarle su situación con Armando, pero conociéndola debía hacerlo con cautela, estaba segura que no le agradaría la noticia, y siendo honesta, no se había puesto a pensar en cómo o cuándo le contaría todo.
—Le pedí a André y a Layla que pasaran por mí, voy a acompañarlos a una entrevista con un importante socio y ya se me está haciendo tarde.
—¿Y Nico? ¿Pasó algo entre ustedes? —Aquellas palabras hicieron que se detuviera abruptamente —. Antes se la pasaba aquí metido y últimamente siento que tomó una distancia que no me gusta nada.
—Se... Se me está haciendo tarde —fue lo único que atinó a decir y de inmediato se subió.
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Tras terminar de maquillarse, Betty se quedó absorta en el gran espejo de su recámara.
—¿Qué pasa? —le cuestionó hace días a André al ver que tenía aquella mirada analítica que hacía tiempo no le dedicaba.
