Betty Cooper es una joven universitaria con padres estrictos y una vida supuestamente perfecta y Jughead Jones es el chico callado y solitario que se enfrentará a muchas cosas sólo por ella. Pero... ¿Podrá su amor triunfar cuando todo está en su con...
Pasaron todas las clases pendientes en la universidad ese día y llegó la hora de irse a casa. Betty estaba saliendo del campus con sus amigos cuando éstos le hicieron una propuesta.
—Oigan... ¿Y si vamos a comer algo rico a un Starbucks y luego vamos al cine?— Propuso Verónica.
—Genial, quiero ir— Pidió Kevin, mirando a Archie.
Archie sonrió. —Suena bien. Quiero ir—
Kevin sonrió y luego miró a Betty. —¿Y tú qué dices Betty?—
Betty no le respondió y solo fulminó a Archie con la mirada. —¿No que tenías un compromiso con tu madre hoy, Archie?—
Archie palideció, dándose cuenta de que metió la pata y se rascó la nuca. —Mmmm... Yo... Es que...
—¿Sabes que? No me digas nada— Pidió Betty, mirándolo mal. —Ya entiendo lo que pasa aquí— Miró a los demás. —Lo lamento chicos, no iré, tengo que venir a la universidad ésta tarde pero espero de todo corazón que se diviertan. Adiós— Se retiró.
Archie suspiró, viéndola irse. —Maldición...
Kevin y Verónica se miraron, confundidos.
—¿Qué acaba de pasar aquí?— Preguntó Verónica.
Kevin se encogió de hombros. —Lo resolveremos después. Mientras tanto podemos invitar a Cheryl— Sugirió.
Por otro lado, Betty se fue enojada hacia su auto, un pequeño carro blanco y entró, cerrando la puerta de golpe para conducir a su casa de inmediato.
Tenía un coraje tan grande en el pecho que las lágrimas salieron de sus ojos mientras conducía. Era obvio que el chico que le gustaba solo mentía y ponía todos los pretextos del mundo para no salir con ella.
¿Y por qué? ¿Qué tenía ella de malo? ¿Por qué el chico que le gustaba no se fijaba en ella?
Al llegar a casa, aún con esa presión en el pecho, salió de su auto y entró a su casa sin siquiera mirar a sus padres, quienes lo notaron.
—Hola Elizabeth— La saludó Alice sin obtener respuesta. —Linda... ¿Qué pasa?—
Betty solo subió las escaleras de la casa hasta su habitación y ese portazo se escuchó hasta la sala.
Hall, quien estaba cocinando, salió al encuentro de Alice a la sala con un cucharón en mano. —¿Qué pasa?—
Alice lo miró y se encogió de hombros. —No lo sé. Llegó así y no nos dirigió la palabra—
—Despues hablamos con ella— Sugirió Hall. —Mientras tanto démosle su espacio—
Alice estuvo de acuerdo, pero mientras tanto Betty lloraba bajo la ducha por la impotencia y por lo que Archie acababa de hacer.
¿Por qué le importaba tanto? Porque se trataba del chico que le gustaba.
Pero como toda chica responsable, ella tenía un compromiso que debía cumplir y lo iba a hacer. Por eso se terminó de duchar, se cambió con unos shorts y una camiseta rosa y ya lista con su mochila bajó a la sala a darles la cara a sus padres.
—Mamá, papá... Tengo que ir a la universidad a hacer un trabajo importante— Avisó, mirándolos. —¿Qué pasa? ¿Por qué me miran así?—
—¿Llegas enojada, con la cara roja y sin saludarnos y pretendes que haremos como si no hubiese pasado nada?— Preguntó Alice.
—Pequeña... Estamos preocupados por esa reacción— Aseguró Hall. —¿Podrías explicarnos qué pasa?—
Betty tomó una profunda respiración, mirando a sus padres. —Mamá, papá... Tuve un día tan pesado que solo quise llegar y tomar una relajante ducha. Ya saben, vida de estudiante. Adiós— Se apresuró a irse.
Alice iba a protestar, pero Betty ya había cruzado la puerta principal. —A veces no comprendo por qué los jóvenes de ahora son tan... Hormonales—
Hall se encogió de hombros. —Supongo que es normal, querida—
Mientras tanto, Betty salió de su casa, subió al auto y empezó a conducir hacia la universidad para el trabajo junto a Jughead.
Por otro lado, Jughead estaba bajando las escaleras de su casa, ya duchado y con una camiseta negra.
Y para su sorpresa, sus padres sí estaban en casa.
—Pero miren qué tenemos aquí— Habló Fp, acercándose con una sonrisa hacia su hijo. —Hijo mío... ¿A dónde vas?—
—Pero qué apuesto mi niño...— Presumió Gladys, acercándose a su hijo y dejando un beso en su mejilla.
Jughead soltó una risa. —Oigan... No he hecho nada en especial. Soy el de siempre—
—Si— Afirmó JB, mirando a su hermano desde el sofá de la sala y con su celular en mano. —Solo que hoy te bañaste—
Jughead la miró con diversión. —Mocosa. Bueno... Se me hace tarde. Debo ir a la universidad ahora para un proyecto con una compañera—
—¿No pasarás tiempo con nosotros?— Le preguntó Fp a su hijo. —Tengo una agenda menos apretada en el hospital de ahora en adelante—
—Y los casos que debo resolver son sencillos— Agregó Gladys.
—Estaré con ustedes en cuanto termine el proyecto con esta... Amiga— Aseguró.
—Al menos trae a esa supuesta amiga a la casa— Sugirió Fp.
Jughead rodó los ojos. —Muy divertido. Familia... Ya vuelvo— Se despidió, tomando su chaqueta y su casco y saliendo de la casa.
Él esperaba que realmente sus padres tuvieran la agenda menos apretada, porque casi nunca estaban en casa. Subió a la moto con su chaqueta puesta, se colocó el casco y empezó a conducir hacia la universidad.
Al llegar, entró a la biblioteca y Betty ya se encontraba esperándolo mientras al mismo tiempo leía un libro.
Betty le sonrió. —No. Yo fui quien llegó muy temprano. Tengo las llaves— Avisó, mostrando las llaves de la oficina.
Jughead sonrió también y fue guiado por Betty hasta la oficina en la que iban a trabajar con el periódico estudiantil. Estaba perfectamente equipada con computadoras, internet, impresora, aire acondicionado, mucho espacio, lápices, papeles y otras cosas.
Jughead miró a su alrededor, maravillado. —Que bonita. ¿Verdad Betty?— Le preguntó, mirándola. —¿Betty?—
Ella estaba mirando por la ventana de la oficina, con la mirada perdida, muy sumergida en sus pensamientos.
Jughead se acercó a ella y colocó una mano en el hombro de la chica. —Oye Betty... ¿Qué tienes?—
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