Capítulo 9

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A pesar de la conducción temeraria de Louis, llegaron al hotel de manera rápida y en una sola pieza sin dejar ninguna carnicería detrás, así que no dijo ni una sola palabra. Para cuando llegaron arriba, Harry quería varios tragos. Joder. Una botella.

—Desnúdate —ordenó Louis tan pronto como la puerta se cerró—. Y túmbate boca abajo —añadió mientras se quitaba la chaqueta y la arrojaba sobre el respaldo de una silla, luego comenzó a enrollarse las mangas.

Harry se acercó a la esquina de la habitación y se quitó cuidadosamente la chaqueta, viendo trozos de cristal dispersarse sobre la alfombra cuando la dejó caer. En lugar de tratar de quitarse la funda, tiró de las correas para aflojarla totalmente, y con cuidado la puso sobre las pilas de archivos que cubrían la pequeña mesa redonda. Le siguió las vainas, excepto un cuchillo que sacó y utilizó para cortar cómodamente la camisa desde el cuello hasta la cintura, no estaba dispuesto a tratar de quitársela por la cabeza. La parte posterior de la camisa estaba manchada de sangre, y la dejó caer, también, siseando cuando la tela aflojó los fragmentos al quitársela.

Se desabrochó los vaqueros y los empujó por sus caderas con otro siseo, dejando sus piernas en su mayor parte libres de cristal. Se quitó los zapatos y los calcetines, dejándolos bajo los vaqueros, dio un paso hacia los pies de la cama. Se arrastró sobre el colchón sin nada más que sus calzoncillos bóxer y se acomodó sobre el estómago estremeciéndose varias veces.

Louis le miró con el ceño fruncido, su cara ilegible mientras sus ojos seguían los trozos de ropa ensangrentada al suelo. Abrió su cuchillo KA-BAR plegable con un distintivo tintineo metálico mientras se acercaba a la cama.

Apretando los labios con fuerza, Harry cerró los ojos. Se le ocurrió que podría necesitar estar preocupado, pero se obligó a desechar la idea. No estaba seguro de todo lo que confiaba en Louis, pero se fiaba de él lo suficiente como para pensar que no querría mutilarle o matarle, si se le daba la oportunidad. Tomlinson ya había tenido esas oportunidades.

Louis se arrodilló en la cama junto a él, sorprendentemente suave, mientras trataba de no mover a Harry demasiado, y se inclinó a su lado, apoyando la cabeza junto a la oreja de Harry para obtener una mejor visión de los fragmentos de vidrio.

—Voy a tener que profundizar para buscar algunos de ellos —dijo a Harry con el mismo tono de voz con alegría anticipada que había usado antes.

—Adelante —murmuró Harry tenso, sin moverse. Dolería muchísimo, pero todo tenía que salir. Al menos esta vez, el daño no requeriría cirugía. Habría suspirado ante el disfrute aparente de Louis, pero eso le habría obligado a moverse.

Louis no le tocó durante unos instantes, sólo se cernía junto a él en la cama, mirando las heridas en silencio. Por último, se movió, el crujido de la ropa y el ligero descenso en la cama fueron la única indicación de que todavía estaba ahí. Un momento después el acero frío tocó la piel de la nuca de Harry. Una vez, dos veces, tres veces en sucesión rápida, simplemente rozando la piel como si Louis tocara la piel con el borde del cuchillo experimentalmente y luego lo apartara de nuevo. El movimiento se repitió varias veces más, el único sonido era el roce del algodón y el tintineo de fragmentos de cristal siendo depositados en la mano de Louis después de cada tres o cuatro roces del cuchillo.

Harry tenía los ojos fuertemente cerrados y los dedos curvado en la colcha, pero no se movió ni emitió ningún sonido. Su respiración era superficial para mantener la espalda quieta y pensó que después de esto un buen y enojado ataque estaba a la orden. Algunos de los cristales se sentían como alfileres al ser quitados mientras Louis raspaba, sólo pequeños pinchazos. Otras veces sentía el cuchillo cortar y contenía la respiración cuando al hacer palanca el cristal salía, dejando un pequeño agujero atrás.

Retirada (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora