38. No soy débil

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Guillermo.




Habían pasado unos días, en los que había podido ser testigo delas duras lecciones que le eran proporcionadas a Frank.


No sabía porqué Samuel me dejaba ahora asistir a esos momentos.


Quizás lo hacía por su obsesión con que todos debíamostemerlo.


Ya le dije que, evidentemente, le tenía miedo. Porque él era unapersona muy voluble. Un día está cariñoso y al momento puedegritarte o incluso golpearte.


Todas las noches dormía con él en su cama. Llevo comportándome'bien' todo este tiempo y no me ofrecía de esas recompensas, lascuales me iba a dar


Pareciera que me estaba obsesionando con repetir aquel momento,que tanto miedo me dio en un principio.



Por otra parte, veía al sumiso de Luzu como más obediente. Perouna obediencia, que no parecía ser fingida. Es más, no reflejabaese odio, que siempre tenía en sus ojos, hacia De Luque, algo que meextrañó bastante. Había algo que me estaba perdiendo.




Si quieres, puedo llevarte ya a mi habitación. —Oí decir aSamuel. Lo miré desde abajo, ya que estaba sentado en un sillón yél estaba de pie, a unos pasos de Luzu y Frank, éste último seencontraba de rodillas en el suelo.




Asentí, con una sonrisa, y me levanté del asiento. Aún no habíallegado la noche, y quería que me fuera a su habitación.


Luzu se me quedó mirando a lo lejos, ¿o era a mi acompañante aquien miraba? No lo sabía, pero sus ojos reflejaban tristeza, o almenos eso creí ver en ellos.




¿Q-qué vamos a hacer? —Me limité a preguntar, en lo quenos situábamos frente a la puerta de su habitación. Él me miró,esperando a que me desnudara, como normalmente hacía y respondió.



No vamos a hacer nada. —¿Qué? ¿Por qué? ¿Es que acasotenía que portarme mal para que pudiera pasar algo?



Pero yo creí... —Sin verlo venir, la mano de Samuel llegóhasta mi cuello, apretándolo con no demasiada fuerza.



Te he dicho que no, Guillermo. ¿Crees que aquí se hace lo quetú quieras? —Intenté responder, pero no me sentía capaz, asíque negué con la cabeza— Yo soy quien manda. —En momentos comoesos me asustaba mucho. Él me miró por un momento a los ojos, y mesoltó de su agarre.

Duros caminos del destino [Wigetta y Lutaxx]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora