18: Sentimientos

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En la mesa era un silencio… solo el masticar indiscreto de Wynne rompía con la estética, Hermy tenía la taza de café y bebía escasos sorbitos mientras miraba a la niña, esperando quizás que le dijera algo, por el otro lado, Draco aún podía escuchar las palabras de Hermione en su cabeza

Maldito “Te amo”

Deseaba preguntar, pero al mismo tiempo odiaría que solo hubiera sido un comentario al aire, uno incluido dentro de la pasión misma porque de todos modos, ella ya no había vuelto a decirle nada más. El desayuno fue lento, tranquilo, nadie podía adivinar lo contenta que estaba Wynne, solo esperaba que ella ya pudiera decirle mamá a Hermione

Finalmente, la castaña tuvo que aceptar que le gustaba mucho a la niña y que quizás sus inocentes ojos no entendieran nada de lo que pasaba… Pero había un problema con ella, no sabía si era por el encierro o en realidad se estaba enamorando de Draco, no pudo evitar soltar una risa irónica, digo, después de acostarse con el, lo que menos podía hacer, era dudar

Y el pánico la invadía ¿Qué haría ahora que saliera de la cuarentena?

Pero es que… se estaba acostumbrando demasiado a ver a Draco todas las mañanas con Wynne, a admirar toda su destreza masculina para cumplir con el rol de madre y padre… Pero sobre todo… a besarlo por las tardes y sentir el calor de su cuerpo ¿Podría vivir sin eso?

De solo pensar que Ronald le pusiera una mano encima… ¡NO! Ron ya no podría ponerle una mano encima ¡Jamás! Con desesperación y los ojos brillantes, fue hacia la estancia y los vio… los dos lucían adorables… los dos eran perfectos, quizás ella era la que no estaba incluida en ese dueto.

Ella no imaginaba que en ese momento, Ron se levantaba de una cama ajena y se componía la ropa mientras que en la cama aún seguía una muchacha que lo miraba con ojos amorosos.

-¿Ya te vas? – Le preguntó de modo sumiso

-Si, tengo que trabajar, mi hermano es un poco exigente para con la tienda, pero puedes quedarte hasta las doce si quieres, la habitación está pagada

-Ron – susurró la chica

-¿Qué? – Se volvió hacia ella

-Yo te amo… 

-No empieces con eso…

-¿No significo nada para ti? Yo te quiero mucho, te amo ¡No reclamo el hecho de que te enfiestas, coqueteas con otras tipas y no me haces caso!

-No tienes porque reclamarme nada, no eres mi novia… y ya te dije que cuando Hermione salga de su cuarentena, nos casaremos

-¡Ron!

-Nos vemos otra noche, te cuidas – dijo con frialdad y salió de la habitación, mientras que la muchacha quedaba llorando en la cama…

Se sentía usada, enamorada y no correspondida ¡Es que Ron no tenía sentimientos! Ella pensaba que desde que comenzaron a tener relaciones, abandonaría a Hermione, pero eso no había pasado… ¿Cómo podía estar enamorada de ese sujeto sin modales y sin sentimientos?

En esos momentos, Mónica se miró de nuevo al espejo, de nuevo era una princesa, Blaise la miraba satisfecho, puesto que la muchacha sería un anzuelo para Harry, claro que él sabía que podría haber un riesgo, de que Harry no se fijara en Mónica, pero se arriesgaría, esperaba tener a Ginny enamorada de él para ese entonces.

Y la pelirroja en cuestión, no se podía concentrar más, se mordía los labios, recordaba el beso y se sentía miserable ¿Sería capaz de asistir a donde Blaise le había invitado? Eso sería traición a Harry pero, estaba siendo inevitable, de hecho, ahora solo tenía presentes esos labios gruesos invadiendo su boca y esa pasión que la acaloraba y hacía mucho que no sentía.

Un Dragón bajo la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora