‧₊˚↷ [Prólogo] ⸜⸜*

313 38 0
                                    


"¿Dónde estoy?"

Es la primera pregunta que sale de su boca cuando abre sus ojos con irritación, y no puede evitar mirar a su alrededor.

El lugar era una gran sala de conferencias, de esas que encontrarías en cualquier empresa; aunque Cale no recuerda haber visto alguna vez el lugar en el que se encontraba.

Rápidamente notó que estaba sentado, y no podía negar que la silla era bastante cómoda.

Sin embargo, no podría ignorar las demás presencias en la habitación por mucho tiempo.

Alrededor de la mesa en la que se encontraba sentado había un par de personas.

En su lado derecho había un hombre con un par de cicatrices en el rostro y brazos, y a su lado había una hermosa mujer rubia que saludaba alegremente a Cale.

Por la parte izquierda de la mesa, había un joven de ojos rojos, quien evitaba la mirada de los demás en la habitación pero miraba lo que parecía ser un…¿gato? en la silla que se encontraba a su lado.

Y al frente de Cale, en la silla del presidente, se encontraba un hombre de cabello blanco y ojos negros.

Cale hizo una mueca, reconocía claramente al Dios de la muerte a pesar de ser la primera vez que lo veía; por lo que se podía hacer una idea sobre quiénes eran los demás.

La única mujer debía ser Angelina, la Diosa del Sol.

El hombre con cicatrices debe ser el Dios de la Guerra.

Y el joven con los ojos rojos debía ser…
Cale miró con desprecio al joven, él claramente debía ser el Dios Sellado.

"Cale, veo que ya te has familiarizado con todos y todo aquí"

Dijo el Dios de la Muerte, mirando con algo de encanto al pelirrojo.

"¿Qué quieres?"

Pregunto Cale irritado, hace poco había muerto después de asesinar a la estrella blanca al igual que selló al Dios de la Desesperación; y ahora debía aguantar sea lo que sea que quería el bastardo del Dios de la Muerte.

"¡Vaya! Se ve que tú humano no te quiere, Dios de la Muerte"

Se burló la Diosa del Sol, mirando de manera arrogante al mayor del lugar.

Por su parte, el Dios de la Muerte no se quedaría callado.

"Calla, maldita haz de luz, te recuerdo que tu situación no es tan diferente a la mía"

Angelina frunció el ceño ante la clara provocación de La Muerte, mirando con enojo al otro Dios; sin embargo, no dijo nada.

Pero antes de que el Dios de la Muerte dijera algo más a la Diosa del Sol, el Dios de la Guerra habló.

“Deberían dejar de pelear como niños pequeños, les recuerdo que no tenemos permitido tardar demasiado en esta reunión”

Ambos Dioses se detuvieron, mirándose mutuamente para luego asentir ante las palabras dichas.

El tiempo permitido que tenían era corto, y no podrían notificar totalmente de la situación a Cale si seguían gastando ese tiempo de manera estúpida.

El Dios de la Muerte tosió, tratando de llamar la atención de los demás para poder comenzar a explicar.

Sin embargo, antes de poder decir algo, fue interrumpido.

“Solo preguntare dos cosas,” dijo Cale, su expresión formaba un ceño fruncido. “Primero, ¿por qué diablos se ven tan jóvenes?”

No sabía cómo se veían originalmente los Dioses, pero estaba bastante seguro de que de alguna manera se habían vuelto físicamente más jóvenes.

Diferente a la última vez... [Rewriting]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora