Retirada (Larry Stylinson)

Capítulo 11

—Harry Styles —dijo la mujer alta y esbelta que se levantó de la pequeña mesa en el restaurante chino—. Casi un año es demasiado tiempo.

Él aceptó fácilmente su abrazo pero apenas evitó respingar.

—Tan preciosa como siempre, Taylor —saludó antes de besarle la mejilla ligeramente. Lo era, con el rostro de un ángel y el pelo rubio. Lástima que no se ajustara a su personalidad innata. Porque Louis tenía razón, en realidad era una perra rabiosa si no estabas a la altura de sus estándares.

Taylor sonrió brillantemente.

—Adulador. —Se giró para sentarse—. Tomlinson —saludó secamente con el más elemental reconocimiento de la presencia de Louis.

—Señorita Swift —respondió Louis mientras sacaba la silla frente a ella y se sentaba. Su tono fue sorprendentemente más civilizado de lo que normalmente era.

Los ojos de Harry parpadearon entre ellos mientras se sentaba, pensando en el pasado entre ellos que Louis había mencionado.

—Me hubiera gustado habernos encontrado en mejores circunstancias, Taylor —le dijo a la mujer.

—Sí, bueno, si vinieras a Nueva York con más frecuencia, no sería un problema —respondió ella, apoyando la elegante barbilla en una palma—. Ha pasado demasiado tiempo sin una visita.

Los labios de Harry se curvaron en una sonrisa.

—¿Qué me puedes decir acerca de los asesinatos?

Taylor suspiró.

—Directo a los negocios, ¿eh? Echo de menos al viejo Harry —dijo, mirando a Louis—. ¿Has leído sobre el asesino?

Louis puso los ojos en blanco y miró alrededor buscando un camarero. Levantó la mano y llamó la atención de una mujer que pasaba mientras los otros dos hablaban. Ella se acercó, sonriendo y él hizo un gesto para que se acercara más. Cuando se agachó a su lado él giró la cabeza y le susurró al oído:

—Voy a necesitar algo muy alcohólico que parezca agua.

Ella se quedó inmóvil durante un momento, luego se enderezó y le sonrió de nuevo.

—El miércoles noche especial, sí, señor —le dijo en voz baja antes de alejarse.

Louis la observó alejarse, sonriendo apreciativo de su discreción y luego volvió su atención a la mesa.

—Nos hemos formado algunas opiniones —estaba diciéndole Harry a Taylor, aunque observaba el intercambio de Louis con la camarera distraídamente—. Sin embargo, nos gustaría escuchar la tuya.

—Muéstrame la tuya —invitó Taylor con una sonrisa coqueta.

—Tú primero, querida —respondió Harry en el mismo tono.

Taylor le sonrió cálidamente antes de dirigirle a Louis otra mirada desagradable.

—Miren, vamos a quitar los negocios de en medio, luego los dejaré solos. ¿Trato hecho? —ofreció Louis cuando la miró a los ojos.

—Vaya, agente especial Tomlinson, no me había dado cuenta que tenía la capacidad de ser razonable y amable —observó Taylor con sarcasmo.

—No la tengo —gruñó Louis—. Llámalo instinto de conservación —ofreció.

—Muy bien —dijo Taylor con su voz como miel líquida mientras le dirigía a Harry otra mirada—. ¿Qué es exactamente lo que quieres saber?

—Bueno, primero de todo, ¿por qué la policía de Nueva York es un dolor en el culo? —preguntó Harry.