23: Deliciosamente mío... Atte. Las arpías

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El rostro de Ron era cetrino, escuchaba lo que ella le estaba diciendo, lo estaba terminando en ese momento, ya que se había enterado que lo engañaba y que simple y sencillamente su relación no daba para más, claro que el pelirrojo negó categóricamente que la traicionara con otra.

-No puedes negarme – Gruñó Ron – no puedes dejarme, tu me amas ¡siempre me has amado!

-Ron, no soy suficiente para ti, o de lo contrario no hubieras tenido que enfiestarte con las demás mujeres o buscado amantes sustitutas, no Ron, si me amaras de verdad, no te hubieras buscado a ninguna otra

-¡Yo no tengo otra mujer!

-¡Si la tienes! Por lo menos se hombre y reconócelo por lo menos…

-No se de lo que me hablas…

-Perfecto… como tu quieras, lo único cierto es esto… ya no te quiero, no te amo más, en este momento estoy terminando contigo ahora mismo

-¿Ya no me amas? – lloriqueó Ron

-No, ya no te quiero, lo lamento, hemos terminado – le dijo y se dio la vuelta, dejándolo solo, seguramente iría a desahogar sus penas con Lavender, pero igual y con otra más…

Hermione se sintió desahogada, al menos estaba liberada de Ron, se quedó quieta un momento, pensando en cuál sería su siguiente paso, de pronto sonrió, sin duda, sabía lo que haría en ese momento por lo que caminó a prisa

A esas mismas horas, Harry recibía otra negativa de Ginny, es más, habían discutido y solo porque Harry aún la amaba le aguantaba, la pelirroja se estaba mordiendo los labios para no terminarlo, pero era algo que le estaba costando, de todos modos se estaba acostando con otro.

Cuando llegó al departamento de soltero de Blaise, el  moreno lucía perfectamente vestido, le sonrió y se acercó a ella en tono seductor, el tono chocolatoso de su piel era perfecto, ella suspiró y dejo que la sujetara por el talle, y la besara apasionadamente…

Blaise era impredecible, como podía hacerla esperar, como podía meterla en un jacuzzi, o bien, como en ese momento, pegarla a la pared, rasgarle el vestido de modo salvaje y poseerla ahí mismo, manejándola como si fuera una delicada hoja de papel.

Sin duda, era una chica absolutamente apasionada, Blaise era un volcán que hacía erupción total, ella se enloquecía en sus brazos y no se acordaba de Harry, en los fuertes brazos del moreno que la tomaban como prisionera, que la apretaban a su cuerpo y que la cargaban con facilidad

En su vida Ginny pensaba que Blaise era el hombre perfecto para ella, jamás le miraba más de dos segundos en el colegio, odiaba a todos los slytherin, pero ahora, después de aquel beso, parecía haberla despertado de su letargo, de su necesidad, de sentirse mujer…

Bueno, quizás se podría sentir culpable, porque no había hablado nunca con Harry sobre su vida íntima, pero es que… ¿Acaso el moreno no tenía sangre en las venas? Se supone que a la edad que tenían, solo una cosa debía estar en mente… Sexo y solo sexo… al menos en un varón…

Pero Harry quería salvar al mundo mágico… olvidándose de sus necesidades

Y Gin no era ninguna santa… mujer ardiente como ella, necesitaba un hombre que supiera como hacerla feliz, Blaise parecía ser ese hombre, porque el moreno le daba veinte vueltas sobre el sillón, destrozando su vestido, arrancando la ropa interior y saboreando el delicioso cuerpo de la pelirroja

Quien no se quedaba atrás, porque comerse a Blaise era un digno manjar, ella gustosa lo recorría de los pies a la cabeza, le gustaba devorar sus más íntimos recovecos y hacer con el, todo lo que su loca cabecita le pedía, se volvía toda una leona en la cama, devorando la serpiente de Blaise

Un Dragón bajo la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora