Recuerdo con claridad la primera vez que entraste en mi vida; fuiste la coincidencia más bonita que el destino me brindó. Solo evocar con emoción la primera carta que me escribiste logra acelerarme el pulso de corazón. Rememoro aquella noche en la que abrí la carta que preparaste con tanto esmero para mí; tengo presente que la leí repetidamente, reviviendo cada uno de los momentos de esa velada.
«Píntame una noche blanca como de esas cuando el viento soplaba inclemente y la única forma de abrigarnos era tu cuerpo con el mío, rozándonos una y otra vez hasta amanecer.
Píntame una noche blanca como de esas cuando el frío de la tormenta nos mataba y teníamos que refugiarnos dentro del otro para escapar del invierno infernal, donde tu alma y la mía se congelaban en la estación de la muerte.
Píntame una noche blanca como de esas en las que el cielo nocturno estaba totalmente nublado y nos quedábamos viendo cómo las nubes sobrevolaban tan velozmente y tan bajo que pareciera que, si estirábamos lo suficiente los brazos, las podríamos tocar.
Píntame una noche blanca como de esas que solo tú puedes hacer con esas delicadas manos de porcelana que tienes. Píntame, recréame y coloréame esa noche en la que nos quedábamos vagando en la oscuridad del fin, en el que solo el lucero de tu amor era mi linterna de aceite con la que podría alumbrar mis noches más oscuras.
¡Oh lucero! ¡Oh musa! ¡Oh mi templo! No sabes cuántas noches han sido las que he pedido verte para así intentar pintarte las mejores noches de esas que no se te olvidan y te provocan ese sentimiento que te hace suspirar.
¡Oh, lucero de la mañana! Iluminas mi andar. Eres la dueña de mis obras, amada musa. ¡Oh, Lucerito! Eres la portadora de la vela de mi alma, de la cual puedes jugar como te dé la gana conmigo.
¡Oh, Magdalena! Píntame una última vez una noche blanca para poder descansar el día de hoy. Píntame, píntame y no sueltes ese pincel hasta terminar con la obra.
¡Oh, Magdalena! Espero que seas la única que pueda completar este museo incompleto que es mi corazón y que puedas llegar a leer cada uno de los poemas perfumados que te envío».
ATT: Tu poeta triste.

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Pintame una noche blanca
Чиклит«Describe una noche iluminada, similar a aquellas en las que el viento soplaba con furia y la única manera de encontrar calor era a través del roce constante de tu cuerpo contra el mío, hasta que la luz del amanecer nos sorprendía». Magdalena es una...