43: Adoración a lo Potter

256 16 0
                                    

Harry se quedó rumiando un rato, primero maldiciendo el entremetimiento de Draco ¡Como si fuera un experto! Pero luego pensaba que lo notaba muy feliz, más feliz que él… y que odiaba pensar que Hermione adorara a ese idiota, pero esa era la verdad

Cuando los veía juntos, sonriendo al lado de la niña, jugando, haciendo una vida en familia, el se preguntaba si el podría hacer lo mismo, si se daría una oportunidad de hacerlo bien, comenzar de nuevo con Mónica, finalmente, ella era bonita, tranquila y le iba a dar un hijo

Harry se sintió mal, culpable y miró al mar, suspiró y se fue de inmediato a buscar a Mónica a su camarote, la chica estaba acostada en la cama, había llorado mucho, por lo que estaba como ausente

-Mónica…

-¿Qué sucede?

-Perdóname, por favor… no quería lastimarte

-No te preocupes – sonrió de modo sumiso – Finalmente yo soy culpable de lo sucedido

-No solo tu – suspiró el pelinegro y se sentó a orilla de su cama

Por un momento, Harry se perdió en los ojos de Mónica, en su rostro angelical, sus finas facciones, una completa muñeca francesa, entonces no supo ni como, que lo empujó, pero de pronto, el se inclinó buscando sus labios, ella se sorprendió, pero dejó que el niño que sobrevivió, la besara

El beso fue increíble, al principio tímido y tierno, pero conforme pasaban los segundos, los dos se acomodaban mejor, ella dejó que Harry la besara a su modo, que explorara su boca, que la gozara, hasta que le quitara todo el labial, hasta que se cansara de besarla

Pero si la cosa no era así nada más…

Porque Mónica de pronto lo atrapó por el cuello y provocó que el beso fuera más intenso, sus labios juguetearon afanosamente, sus lenguas se entrelazaron, ella quería sentir el calor que desprendía Harry, necesitaba sentir cerca de ese muchacho de tan noble corazón

Ella que había sido una frívola muñeca francesa, pasando a casi mendiga, ahora pedía por caridad unos besos tiernos, necesitaba sentirse querida, claro que no era la única, porque Harry también ansiaba un poco de amor, de cariño, en los labios y manos de Mónica, sentía que podía intentar ser feliz.

-Harry – Murmuró Mónica mientras pasaba sus manos por su espalda – Harry por favor – Suplicó casi en un hilo de voz

El pelinegro no necesitó mas palabras, lentamente, sus manos descendieron hasta la blusa de Moni, desprendiendo los botones uno a uno, sin dudarlo un segundo, descubriendo el torso, el cual subía y bajaba con una respiración agitada, ansiaba sentir las manos del muchacho en su cuerpo de nuevo

Los besos seguían, algunos pequeños, otros ruidosos, ella disfrutó con enormidad que delineara su cuello con sus labios, que descendiera poco a poco, mientras ella se dejaba llevar, los labios de Potter si que eran gloriosos, sabían hacer muchas cosas interesantes en sus pechos.

Poco a poco, lentamente, las prendas iban quedando en el piso, no había prisa, aún faltaban horas para que llegaran al puerto, así que ellos podían entretenerse un buen rato, finalmente, las maletas estaban echas ya, por lo que siguieron comiéndose a besos, entre suspiros entrecortados y caricias intensas, Harry se iba adueñando de Mónica de nuevo.

Ella cerraba los ojos, dejando que el ojiverde la acariciara, descubriera en ella toda la pasión que sentía por el, por su parte, Harry también dejaba al descubierto su delgada anatomía, si bien no era un hombre musculoso, sus huesos eran firmes su pecho estaba velludo y el caminito se seguía hasta el pubis

Las manos de Moni acariciaron el pecho de Harry, recorriendo ese caminito, recordando lo bien poblado que estaba en sus partes viriles, eso la excitó muchísimo y lo deseó aún más (¡Ay y yo que pensé que ella no tenía esos antojos!) le miró extasiada cuando el se quitó los pantalones y finalmente, la ropa interior.

Un Dragón bajo la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora