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Aburrido entre aquella clase de matemáticas, la profesora no paraba de explicar aquella operación de fracción. El observar fuera de su salón era el único escape que tenía. «vaya que aburrido.» pensó, bostezando segundos después.

Era tan normal ver aquel niño de cabellera azabache dormir en cada clase que no llamara su atención. Pero apesar de ser alguien que le importa menos sus estudios, realmente conservaba una calificación bastante buena para ser real, o al menos por parte de sus compañeros quienes sabiendo lo vago que suele ser empezaban a sospechar muchas cosas.

Apreciando la vista y cada color que sobre salía, era un buen clima para poder salir de una vez al receso, y vaya que su petición fue concedida. La campaña sonó y todo el alumnado salió a tomar sus loncheras o ir directo a la cafetería.

Varios infantes estaban riendo entre sí, es normal si es entre amigos, pero hay excepciones como el que ahora está presenciando detrás de una ventana.

Un grupo de niños de distintos grados estaban disfrutando del sufrir de unos de los pequeños. Aquel niños rubio estaba agachado cubriéndose la cara, recargado en un árbol. Craig no sabía quien era niño, ni menos se lo había topado, chaqueo su lengua indicando su disgusto que acompaña con su rostro que por sorprendentemente estaba reflejando dicho sentimiento. Por alguna razón al cabellos negros siempre le molestaba esas acciones, incluso si intervenía no haría ni cambiaría mucho.

Dio un paso, esta vez sí intervendrá, sin embargo esta vez fue una maestra quien hizo el acto.

Su atención se poso en el niño.

«Quien será»






Capítulo I: Los vecinos.



Después de un día de aburriendo excesivo en la escuela, Tucker se encontraba bajando de un autobús, enfrente a él estaba su casa, donde salió su pequeña hermana de cuatro años, a recibir a su hermano con algo de entusiasmo. Ambos hermanos no podían estar tanto tiempo enojados, incluso si ambos de dirigían de una forma incortes o grosera, no podían estar uno sin el otro.

Se alegraba de estar en su casa. Levantó a su hermana que no paraba de de enseñar el dedo corazón. Era muy claro que Craig le devolvería la seña, pero nuevamente es interrumpido por su madre. Una mujer alta y rubia. El niño solía preguntarse el porque no nació con el cabello rubio o anaranjado, llegando a pensar de una posible adopción. Por suerte le explicaron de la herencia biologíca era la respuesta y el descubriendo de que aquel cabello negro fue heredado por su abuela materna lo ponia contenta.

– Que bueno que llegaras, empieza a poner la mesa. –Ordenó dulcemente a su hijo. Craig bajo a si hermana, sin antes devolver de forma divertida la seña que anteriormente le había echo.

Prefería quedarse callado la mayoría del tiempo e incluso persona, a excepción de sus padres. Pero ahora sus pensamientos estaba centrados en el rubio de la mañana, y antes de darse cuenta la mesa ya estaba lista. –Ya está. – Aviso. Retirándose, el infante fue directo a la sala prendiendo su TV preparado para ver su caricatura favorita: Red Racer.

Craig ansiaba que aquel comercial de cosméticos terminara, pero a pesar de tener ese sentimiento, claramente se veía tranquilo. Quizás no era de muchas palabras, y eso fue lo que siempre llama la atención. El callar, o almenos cuando lo consideraba necesario. Apesar de ello también tenía su balance de lo que parecía bueno o malo, y para el lo despreciable eran las burlas.

Siguiendo con su realidad, Craig ya estaba contento, aquel comercial término y ahora su serie estaba por empezar.

–Ya era hora. – exclamó.

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⏰ Última actualización: Sep 24 ⏰

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