63: Cuando baja la marea

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Al abrir los ojos… Lavender sintió que había dormido muchísimo, se asomó hacia la habitación del bebé desde la cama, observando que Tatum estaba ahí, con el bebé en sus brazos mientras le daba un biberón, la muchacha miró el reloj que había a un costado, habían pasado muchas horas…

-¿T-Tatum? – Murmuró

Tatum se asomó y el corazón de Lavender se aceleró, cada día que pasaba veía más guapo al Sanador y sobre todo… en esos momentos cuando el cargaba a su hijo entre sus brazos y le daba el biberón

-D-debiste despertarme…

-Tay me sugirió que te dejara dormir, ella tuvo que volver a salir, por lo que tuve que encargarme de darle el biberón al niño…

-G-gracias…

Lavender fue discreta al no decir más nada, era mejor así, dejar que Tatum hiciera lo que quisiera, finalmente todo lo hacía por el bien del bebé, así que no le protestaba que fuera a revisar al niño, que lo cambiara de pañal o que lo acunara, no le decía nada, pero ella entendía que el sabía que si era su hijo…

Cuando el bebé cumplió dos meses, las visitas de Tatum fueron menos, eso aterró a Lav, quien ansiaba verlo más seguido por la habitación, con su impresionante presencia que llenaba todo, aparte que ella ansiaba que la volviera a tocar, tenía que hacer algo…

Esa tarde tomó una larga ducha, se puso perfume en partes estratégicas, quería estar fresca, puesto que cada que el sanador llegaba de San Mungo, iba a ver al bebé… no decía aún “vengo a ver a mi hijo” pero sin duda, a eso iba, hasta él se estaba acostumbrando a verlo un rato al atardecer

-¿Cómo está?- Preguntó al entrar y pasar junto a ella que estaba en la puerta de separación entre su recámara y la habitación del bebé

-Esta bien…

Tate lo revisó y ella solo miraba su largo cuerpo y su ancha espalda encorvado en la cuna, el niño se estaba durmiendo pues acababa de beber, así que le hizo unas cuantas caricias y le sonrió… Lav no vio la sonrisa, pero sin duda, era lo más bello que pudiera haber

El se dio la vuelta para salir cuando Lavender lo detuvo

-¡Tatum, espera! – Le dijo y el perfume de ella entonces le inundó el olfato al sanador

-¿Qué? – Se detuvo al sentir el delicioso aroma

-¿Y si te quedas? – Murmuró

-¿Cómo dices? – Preguntó

Pero Lavender no se esperó, se le echó al cuello buscando sus labios ¡Ansiaba tanto un beso! Ella pegó sus labios a los de Tate, esperando que no la rechazara, quería desesperadamente sentir su calor… bueno y no es que el otro no se muriera de ganas también, la rodeó con sus brazos y la pegó a su cuerpo

El beso voraz hizo que la lengua de Tatum jugueteara con la de Lavender, el incendió se extendió en su cuerpo como una llamarada, haciendo que en pocos segundos el deseo se apoderara de sus cuerpos, Lavender fue levantada como una hoja y echada en la cama

Tate estaba ansioso, restregó su cuerpo sobre el de Lav, prácticamente le arrancó la blusa que ella tenía puesta dejándola descubierta, pero fue cuidadoso en relación a sus pechos ¡Esos tenían que ser tratados con delicadeza por estar alimentando a su hijo y aún estaban llenos!

Claro que los acarició y Lav se derritió entre sus manos, ella también luchó contra la ropa de Tatum, quería que se desnudara lo antes posible, lo necesitaba, pero claro que él era más la experiencia de él, quien la despojó de su falda y sus braguitas en menos de cinco segundos…

Ella lanzó un escandaloso gemido cuando el sanador le acarició todo su cuerpo, de arriba abajo, hasta encontrar sus partes sensibles en la entrepierna, mientras los besos se volvían más descarados, Lav notaba lo excitado que estaba su esposo al tenerla en esa posición, no dudó en meter mano en sus calzoncillos y sentir la dureza que el poseía en su virilidad.

Ese anochecer era con urgencia, no hubo palabras de amor, solo besos y caricias, Tate se acomodó entre las piernas de Lavender para entrar en ella inmediatamente, ella jadeó y arqueó su espalda levantando su cuerpo hacia el suyo, se aferró al cuerpo de su esposo mientras le hacía el amor con intensidad

Los mordisqueos en su cuello, su recorrido hacia su pecho, las caricias en las enormes fábricas de leche, pero ella sentía una verdadera delicia esos mimos, lo que hizo que sintiera un fuerte estremecimiento al alcanzar la cima del placer en un momento extraordinario, su esposo no aminoró la fuerza de sus caderas, al contrario, haciendo que ella sintiera espasmos placenteros intensos.

Aquello excitaba mucho más a Tatum, quien no se detuvo hasta terminar dentro de ella y caer desfallecido en sus brazos, mientras ella le acariciaba su hermoso pelo sedoso, lo rodeó con sus brazos y piernas para que no se fuera, pero Tatum no quería hacerlo, quería quedarse con ella, en esa cama, en ese momento

-Te amo – le dijo Lavender estando en completo silencio, con sus respiraciones suaves y contenidas – Te amo Tatum…

El no dijo nada… lo sabía perfectamente

Otra pareja que no la pasaba nada mal, era Hermione con Draco, los niños estaban durmiendo y la cuarentena había pasado… Draco en ese momento estaba atrapado entre las piernas de su esposa, que pasaba los dedos por su pecho, con caricias suaves y sensuales…

-¿Ya terminó la dieta? – Preguntó Draco sonriendo…

-Creo que es hora de hacer un poco de ejercicio Draco, hasta te veo gordito

-¡JA! Si, como no…

Ella se despojó de la blusa, dejando entrever su sostén color de rosa con florecitas bordadas en seda, los ojos grises de Draco brillaron, ahora ella estaba en minishorts y en sostén sexy

-Pago por ver – susurró el dragoncito

-MMM… - Murmuró la castaña mientras que sus manos desabrochaban el sostén y lo abrió mostrando la mercancía a Draco, quien lanzó un bufido contemplando los pechos de su mujer

-¿Te crecieron cariño?

-Parezco Dolly Parton ¿No es así?

-¿Quién?

-Olvídalo señor sangre limpia no interesado en nadie muggle mas que yo… ¿Y como no quieres que estén grandecitos? Aún estoy amamantando a tu hijo, así que no son para el padre, hasta un par de meses más…

-No seas mala…

-Puedes ver, tocar, pero no chupar, morder ni masticar…

-JAJAJAJA – Soltó Draco una deliciosa sonrisa mientras sus manos acariciaban las caderas de su mujer, buscando quitarle el minishort

-Pero yo si puedo hacerlo – Canturreó mientras se alejaba de sus manos y jaloneaba el elástico del pantalón pijama,  procurando que quedara desnudo a sus lujuriosos ojos

-¿Qué me piensas hacer Hermione?

-Disfrutarte… dar gracias a ese hijo tan hermoso que me has dado…

-Pues dame las gracias mirándome a la cara…

-¿A tu cara? – Sonrió Hermione – tu cara no me ha dado ese hijo tan hermoso, es otra cosita, a la que hay que agradecer, su esfuerzo, sus ánimos, su intensidad, su poderosa fertilidad…

-Que sucia eres Hermione Granger… en serio, creo que nunca debí de haber perdido tiempo por… ¡Oh, cielos!... no entretenerme con las slytherin si yo… ¡Hermione, que rico!... hubiese sabido que esto iba a ser así de excitante… ¡Ay mi madre! Tú si que sabes lo que quiero mi amor… - ¡y luego Draco ya no pudo decir más nada!

Un Dragón bajo la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora