ESPECIAL HALLOWEEN

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—No puedo creer que hace un año nos besamos por primera vez

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—No puedo creer que hace un año nos besamos por primera vez. —arrastró las palabras, haciendo que estas apenas fueran entendibles. —Tú me besaste ¿Cierto? Estoy seguro de que fuiste tú quien empezó el beso. Sé que no pudiste resistirte a mí.

—Lance, son las tres de la mañana, ya duérmete.

Keith mantuvo los ojos cerrados intentando dormir, realmente estaba intentando dormir, pero los murmullos y balbuceos de Lance lo mantenían despierto.

—La verdad es que creí que era un sueño. —continuó. —Uno bueno debo admitir.

—Lance. —insistió el pelinegro. —A dormir.

—Debería haber una tarjeta de celebración para eso, ¿no crees?

—Lance, estás ebrio y yo tengo sueño, ya cállate y duérmete. —abrió los ojos dándole una seria mirada a Lance.

—Mejor cállame tú. —sugirió el moreno. —Con un beso.

Keith se puso colorado de inmediato. Lance no tenía vergüenza, ni sobrio, ni borracho.

—Con un golpe es con lo que te voy a callar.

El moreno hace un puchero mientras mira a su novio. Sus ojos se humedecen y, por un instante, luce como un pobre cachorrito. Keith no puede con todo esto. Que desastre era Lance a veces.

Un desastre adorable.

—¿Por que no puedes ser más dulce? —le reclamó batallando para que las palabras salieran de su boca.

—Soy dulce contigo. —se defendió. —Solo que a veces me sacas de quicio.

A veces. A veces demasiadas veces, pensó Keith. Y es que tenía que admitirlo, a veces Lance era un poco desastroso.

—Si fueras un novio dulce me estarías besando ahora mismo y no regañándome.

—Duérmete para que se te quite la borrachera.

—¡No estoy borracho, Keith!

El pelinegro levantó su espalda quedando sentado en la cama, miró a Lance con atención. Sus ojos se veían cansados, arrastraba las palabras y sí, definitivamente, aún estaba borracho.

Las fiestas de Halloween eran algo que a Lance le gustaba, solo que a veces no sabía controlarse. A Keith le pareció un poco divertido al principio y Lance se veía muy guapo en su disfraz; una especie de dios griego o algo así, Keith repitió el del año pasado. Así que no se quejó, quién era él para negarse a ver a su novio vestido de esa forma, sin contar las risas a causa de Lance cantando Dancing Queen con las mejillas sonrojadas o los besos cariñosos que le regalaba cada ciertos momentos en la fiesta. Había sido divertido.

Ahora venían las consecuencias. Lance muy borracho y sin dejarlo dormir. Necesitaba tomar medidas.

Agarró a Lance y lo hizo caminar junto a él hasta entrar al baño. El moreno lo miró desconcertado, sin entender que quería su novio; Keith le dió un vistazo y negó con la cabeza, Lance simplemente soltó una carcajada.

𝘿𝙞𝙨𝙖𝙨𝙩𝙚𝙧 |𝖪𝗅𝖺𝗇𝖼𝖾|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora