Capítulo 16

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Por los largos y blancos pasillos, una figura alta y delgada se movía rápidamente. Su ceño fruncido contrastaba con su respiración agitada y el fuerte golpeteo en su pecho, mientras sus desesperados ojos buscaban una puerta en específico.

Al encontrarla, entró allí sin cuidado. Sus furiosos orbes se posaron en la cabellera rubia frente a él.

-¡Sácalos, ahora mismo! -Demandó en tono exigente, su mirada ahora se posó en los monitores donde un lindo jovencito de piel morena lanzaba un filoso cuchillo contra un chico pelirrosa. El lastimero grito inundó la habitación, pero rápidamente fue silenciado por su monitorista.

-¿Qué le da el derecho de entrar así a mi oficina y, sobre todo, exigirme pausar mi juego? -La inquietante tranquilidad en la voz del sujeto frente a él provocó un mayor enojo en el pelinegro.

-¿Juego? ¡Un tipo de ahí hizo algo atroz, destripo a quien fue su amigo, ahí, frente a ti un adolescente está cazando a otro como si fuera un vil animal!

-Doctor Park, ¿qué nos diferencia de los animales? ¿Qué nos hace tan distintos y exclusivos de ellos? Usted come un delicioso filete y no lo veo ponerse así cuando lo come.

El doctor rápidamente se acercó al hombre, aún de espaldas a él, levantándolo bruscamente y colocándolo cara a cara mientras le sostenía fuertemente del cuello de su pulcra bata.

-No quieras venir a manipularme con esa mierda, deja tu psicopatía barata. Sacalos de una puta vez; esos niños se están trastornado, se están perturbando ellos mismos, los unos a los otros, se están destruyendo.

-Estamos, querido amigo.-Una sonrisa socarrona se dibujó en el rostro del rubio quien, desinteresado, se acercó al oído de su colega.- No quieras olvidarte de que eres cómplice de todo esto.

Al escuchar aquello, Park rápidamente empujó al contrario, quien lo miraba divertido.

Tenía razón, todo aquello también era culpa suya.

Su perdida vista pasó frente a los monitores nuevamente. Ahí lo vio, corriendo detrás del moreno que con anterioridad había lastimado a quien recordaba era el joven DeJun. Su cuerpo tembloroso salió de aquella oficina ignorando olímpicamente al dueño de esta.

Al estar en su oficina, no puedo evitar lanzar un furioso alarido, el cual pudo desquitar con una pequeña mesa a un costado de esta, la cual contenía algunos refrigerios y una cafetera que terminó destrozada en el suelo junto a un montón de comida y empaques.

Los monitores de sonido lo trajeron a la realidad. Frente a él estaba su sujeto, aquel hombre tan alto casi como él, de porte elegante y que, pudo notar, se había hecho líder de algunos. Estaba en su lugar, llamándolo.

-¿Está ahí?

Sin ánimos, se colocó frente a su escritorio, donde pausadamente encendió su modificador y micrófono.

-Te escuchó, habla.

-Disculpe, necesito su ayuda, por favor. Ayúdeme a vengar a mi amor, ayúdame a expiar mi alma de este odio y ayúdeme a redimir el alma de quien en su momento fue mi amigo.

Unas indescriptibles náuseas abordaron su estómago al escuchar tal súplica. Esa mierda parecía algo que algún fanático religioso diría, aquello lo asqueo más.

-¿Qué necesitas de mí, amigo mío?

Perdóname, perdóname, por favor, se repetía Park en su cabeza.

-Necesito una llave, necesito un auto, por favor.

-Bien, encontrarás una llave en la bodega cerca del pequeño bosquejo. Allí, bajo una silla, estará tu llave. Es tu deber encontrar tu auto.

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⏰ Última actualización: Sep 13 ⏰

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