7 || De fiesta (II)

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Barcelona: Septiembre, 2023

MARA

¿Alguna vez sentiste que estabas sola aún teniendo a cientos de personas rodeándote? Eso mismo me pasa a mí frecuentemente, da igual cuánta gente haya a mi alrededor, no importa quién sea, siempre va a haber una parte de mí que se sienta sola.

No tengo recuerdos exactos de mi vida en Sevilla, uno que otro recuerdo con vagancia, pero lo que nunca olvidaré es ese sentimiento de soledad, es algo que no le desearía ni a mi peor enemigo. Las primeras semanas al llegar a Barcelona fueron igual, una rutina que seguía con ese dolor en el pecho, lo intentaba tapar auto convenciéndome de que estaba en una de las mejores canteras del mundo, haciendo lo que más me gusta. No lo voy a negar, el hecho de que Sofía apareciese en mi vida me ayudó a quitarme un poco esa sensación de soledad, sin ninguna duda la valenciana se ha vuelto un pilar fundamental en mi vida.

Pero claro, a veces sigo sintiéndome sola.

Volviendo a la realidad. La música se seguía oyendo desde el cubículo más alejado de la puerta, me pasé las manos por la cara y decidí salir de los tres metros cuadrados con olor a alcohol y perfume barato que me rodeaban, fui hasta el lavabo a lavarme las manos y pasarme un poco de agua por la nuca, de reojo podía ver a dos chicas, una se retocaba el maquillaje y la otra el pelo. Salí del baño que ya me estaba produciendo algo de claustrofobia, en la puerta y alrededores había bastantes personas, liándose, hablando, bebiendo... Un fuerte olor a alcohol mezclado con tabaco provenía de mi derecha, giré levemente la cabeza encontrándome con un chico.

Tan solo viéndolo se podía deducir una cosa:

Este va pretérito pluscuamperfecto.

Me dedicó una mala mirada, una chica rubia se movía entre la gente con agilidad, se acercó al chico dejando un rastro de perfume, provocando mi tos, volví a mirar a la pareja, ahora se estaban liando.

Bueno... parecía que se succionaban el alma mutuamente.

Saqué mi móvil del bolso y lo encendí para ver la hora.

03:27

Suficiente por hoy. Intenté ir hasta el reservado y digo intenté por tres motivos:

1. Había demasiada gente a mi alrededor.

2. El olor a alcohol, la música y las luces de colores hacían que me comenzase a marear.

3. Una persona.

Pero no cualquier persona, un chico rizado y ojos oscuros.

Ah, y tatuado.

Creo que me están empezando a gustar los tatuajes.

Espera, ¿qué? Serán efectos del alcohol, o eso quiero suponer.

Mara, recuerda que no has ingerido ninguna bebida alcohólica.

Me quedé paralizada, no sabía qué hacer o decir. Suspiré para después tomar una gran bocanada de aire, fue ahí cuando el rizoso de ojos color chocolate habló.

— Hola, Mara. — noté algo de nerviosismo en su voz.

— Héctor... Hola. — devolví el saludo.

¿Ahora qué hago? 

⚽⚽⚽

HÉCTOR

— Héctor... Hola. — me devolvió el saludo.

Genial, ¿ahora qué hago?

Antes de que pudiese decir o hacer cualquier cosa, la sevillana volvió a hablar con algo de apuro en su tono de voz.

A BASE DE GOLES || HÉCTOR FORTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora