Capítulo X. Uno más

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-- Ya te dije que es mala idea. -- Can le mira -- pero esto esta... -- suspira -- delicioso.

Tin se ríe, mirando como es que se come aquella bolsa de papas y sonríe más, ¿Había alguien más comelon que él? Lo duda, pero es que al tener en sus manos ese par de bolsas de frituras no lo dudó ni un segundo y llamó a Can, justo a esa hora, a las nueve de la noche le pareció buena idea y a Can una muy mala.

Pero ahí estaba, afuera de casa, le hizo cruzar y bajar de su habitación a escondidas y ahora estaban en el auto comiendo aquello sin parar. ¿De donde eran? Porque estaba seguro que jamás las había comido, un poco picantes pero no hasta llegar a ser escándaloso. Jura que las letras que tienen son rusas pero lo duda.

Estando en pijama, Tin por igual, ven de vez en cuando autos pasarles por un lado pero todo estaba tan tranquilo que podían comer sin ser interrumpidos.

-- ¿Y de donde las sacaste? -- mastica un poco -- ¿Son rusas las letras?

-- Quizas... -- le resta importancia -- me las trajo mamá...

-- ¿Tu mamá? -- alza una ceja -- ¿Y fue de día de campo o como?

Se ríe un tanto, Tin niega al verle y le hace una mueca.

-- ¿Ya estabas dormido? -- le cambia de tema -- La verdad es que tenía hambre y quería verte.

-- Harás que me ahogue. -- carraspea -- nos vimos el jueves... no seas exagerado

-- Tres días -- niega -- es mucho.

Can le mira, negando al mejor meter una papa a su boca y ve al frente, no hay nadie, hay aun luces encendidas en las casas y ellos, ahí dentro con el aire acondicionado encendido.

-- Oye... -- Can le dice -- No te ofendas pero... ¿Así duermes?

Tin le ve.

-- ¿Como?

-- Con tu playera de osito... -- se ríe

-- Oye. -- se ríe -- Yo no te digo nada por tu pantalón de patitos.

-- A todo mundo le gustan los patitos. -- dice obvio -- los osos ya pasaron de moda.

-- No te creo.

Sonríe al verle pero mete la mano en la bolsa de sus papas, comiendo otro poco, se guardó el secreto sobre aquella playera Fendi y suspiró, se podía decir que estar relajados era su zona particular, estar ahí, era una de sus mejores citas lo podía apostar. Aunque no hubiera comida costosa o restaurantes caros.

-- Ya no me dijiste si te gustaron las flores..-- le ve de la nada

-- Lindas...-- dice desinteresado -- Solo me costó traerlas.-- niega -- Ae tuvo que ayudarme

-- Salí tarde. Lo siento.. -- sonríe -- Que bueno que te gustaron... ¿Cuidaste la que te di especialmente?

-- Por ahí anda...

Can le mira, sigue comiendo desinteresado pero si tan solo Tin supiera que Ae tuvo que ayudarle porque Can venía cuidando con su vida la rosa que el mismo le había dado, habría sido la noche de su vida.

Al terminarlas tomaron un poco de agua, dejando las botellas en medio de ambos y ahora Can no sabía como irse de ahí, se preguntó por un momento si acaso Tin traía más bolsas para que le diera una para el camino, irselas comiendo hasta llegar a su habitación fue algo que deseó.

-- No me quiero ir.... -- Tin le mira -- me siento relajado aquí

-- Te invitaba a dormir pero si mamá nos ve nos mata. -- Sonríe -- A veces se levanta de malas y así.

A QUE NO ME DEJAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora