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Cuatro soldados para una misma tarea, dirigir su vida por el camino incierto de la muerte, esperando no ser atrapados, no era justo.
—¡Soleil! ¿Vamos por algo de beber? —me preguntó Astoria, su bonita sonrisa desprendía emoción ante poder salir por fin de Hogwarts e ir al pueblo—. Yo invitó.
Mire a mi otra mitad irse con su nueva compañera, una leona pelirroja que nunca la excluyó como si fuera un duendecillo.
Me había prometido cuidarla, pero ella podía hacerlo sola, por siempre sería mi mejor amiga para toda la vida, incluso cuando las estaciones cambien.
—Está bien, solo si me dejas pagar, Tori.
El frío calaba mis huesos, pero su sonrisa hizo que mi corazón sintiera mucha calidez, y me sentí adormecida por no hacer que mis ojos se apartaran de ella.
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