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El silenció de la gente a mi alrededor era ensordecedor, pero solo podía oír los sollozos de aquel hombre, mientras llamaba a su dulce niño.
Perdimos un alma, pero su cuerpo sería parte de las estrellas del firmamento.
Astoria había llorando en mi hombre cuando el colegio estuvo callado, el miedo floreció en su interior y quise buscar la cura de su propia muerte, quise ayudarla mientras la abrazaba.
Parecía un ángel caído, estrellándose con un cometa en medio de la infernal bruma.
Quise escribirte, pero tus extraños cobraban sentido para mí. Me veía como un fantasma de niña, como si hubiera sido asesinada en lo profundo del lago negro y nadie ayudó a la estrella olvidada.
El diablo había vuelto, o eso dicen los rayos de las tormentas esmeraldas. Después del sol salía el arcoiris y quise creer que teníamos la recompensa al final de este.
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