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Él dijo que encontrará mi lugar con el resto.
Su desprecio por mi logo verde y plata le quemaba. Quise impedirlo, pero Luna parecía tan emocionada por aprender cosas nuevas, quiso defenderme, pero las serpientes estamos llenas de prejuicios y veneno puro o eso dicen ellos. Mi hermana quiso pertenecer con el resto y la dejé ser libre con la manada de hienas.
Le gustaba enseñarme sus trucos nuevos sin nadie a la vista.
Que tontos eran.
No sabían que cada serpiente primero no tuvo dientes con los cuales pudiera defenderse, y forjó el veneno a base de golpes de la vida y cambios de piel, pero siempre habría una cicatriz que no desaparecería nunca.
Un sapo rosado croa lo que quiero oír, pero eso sería traicionar mi buen juicio, y más importante a mi amada hermana.
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