Adiós

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- Cuando les conté a mis padres que era gay, mi madre estuvo meses sin hablarme y mi padre contrató a una prostituta para que me hiciera un hombre, pero me gustan los hombres - explicaba Robbie entre lágrimas -. Casi todos los días era una paliza tras otra. Iba a tener un futuro como mejor atleta de Boston, pero mataron mis sueños y me desvincule de aquella universidad, no quise saber nada más de sus esperanzas. Mantuve una relación en secreto por dos años con un chico, pero se enteraron mis padres y me echaron de casa. Me largué de mi ciudad. Antes de llegar a Lazytown estuve con varios chicos que eran bisexuales o eran gais y siempre me decían cosas bonitas, ¡Pero siempre regresaban con las zorras que los habían dejado o con sus exs! - el villano apuntaba a Stephanie - ¡¿Sabéis lo que es aguantar tantas humillaciones; peleas; que tus propios padres te echen de casa; que tus sueños se rompan todo por ser gay?!

- Siento mucho oír eso, Robbie.

- Cierra la boca Stephanie o te la cerraré yo con una bala.

Stephanie empezó a llorar. Aquel gesto hizo derrumbar a Robbie y bajo de nuevo el arma.

- Dime Sportacus - el delgaducho quería salir de dudas -, ¿alguna vez te llegue a gustar?

El héroe afirmó con la cabeza, pero aquello no le bastó a Robbie. Él quería escucharlo decir de su boca.

- Me gustaste Robbie, pero me he dado cuenta que lo mío por ti es solo amor platónico, como si fuera amor de hermanos.

- Iros ya de aquí.

- ¿Cómo has dicho, Robbie?

- ¡QUÉ OS VAYÁIS!

El héroe se fue a donde estaba Stephanie y se la llevó lejos de donde estaba el villano.

Cuando Robbie estaba solo, en su mano izquierda tenía el arma que se compró la primera vez que le golpearon unos macarras por haberse besado con un chico al salir de una discoteca.

Creo que mi hora ha llegado - se decía a sí mismo -. Tal vez, el haber retenido a Sportacus en mi propia casa me ha hecho dar cuenta que soy un monstruo que no sabe estar solo ni tampoco sabe estar con alguien. He forzado tanto las cosas que solo he recibido rechazo y odio.

Robbie se acercó la pistola en la sien de su cabeza.

Tal vez y espero que en la siguiente vida pueda ser alguien «normal» sin tener miedo a nada ni a nadie. Ser libre como los pájaros

Mientras que la pareja se iba alejando, el sonido de sus pisadas fue sustituido por la de un disparo. Tanto Stephanie como Sportacus supieron que Robbie Rotten no volvería jamás a andar por la calles de Lazytown.

Paranoias - SportaRobbieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora