5- Encuentro bajo la luna

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La carroza estaba avanzando a una velocidad un poco más acelerada, estaba atardeciendo y ellos aún estaban en medio del camino del bosque.

—Quédense aquí, hay algunos monstruos cerca.

Mencionó Erick concentrado en mirar a través de la ventana. No se veían monstruos a simple vista, pero Erick como mago, tenía la capacidad de sentir alteraciones de maná en el aire.

Los monstruos que venían del inframundo poseían una energía oscura bastante peculiar, era fácil de percibir incluso si estaban algo lejos. Damián sacó su espada y quedó sentado en frente de Amelia, estaba atento a cualquier indicio de ataque. Era la misma estrategia que habían ocupado a lo largo del viaje, cada vez que salían monstruos.

Erick abrió la puerta y usando su magia de viaje, voló al lado del carruaje y cerró la puerta de este, luego se alzó un poco más hacia arriba y desenvainó su espada.

Comenzó a concentrarse para percibir el maná maligno de las criaturas demoniacas.

"Están bastante dispersos, los más cercanos son quienes se están acercando al carruaje, por ahora, logro percibir siete monstruos que se dirigen a este lugar".

Empuñó su espada con fuerza y concentró su maná en ella, haciendo que la espada brillara con un tono violeta, después de eso, voló a gran velocidad hacia el primer monstruo.

Al verlo de frente, se trataba de una criatura similar a un león, pero con un tamaño cuatro veces mayor, sus ojos eran rojo brillante. Era el común denominador de todos los monstruos.

Erick empuñando su espada, ahora con ambas manos, se impulsó y al estar de frente a frente, con un rápido movimiento, balanceó su espada, logrando cortar gran parte del cuello de este.

Un tipo de líquido negro salió de esa herida y Erick aterrizó atrás del monstruo, luego inclinó sus piernas levemente y balanceó al aire su espada desde atrás hacia adelante en dirección al monstruo, eso hizo que la espada liberara una energía mágica destructiva en forma de cuchilla violeta y eso hizo que la cabeza del monstruo saliera volando.

Cuando el monstruo cayó al suelo, un extraño símbolo en rojo brilló en el suelo, no era un símbolo grande, medía alrededor de treinta centímetros. El monstruo comenzó a desintegrarse y el polvo oscuro en el que se convertía lentamente, era tragado por ese símbolo.

Hace mucho tiempo, tenían la ligera sospecha que, cada vez que un monstruo muere, sus restos convertidos en polvo volvían a donde pertenecen a través de ese símbolo, que parecía ser un círculo mágico.

"Bien, ahora debo seguir con los demás".

Con la misma agilidad, asesinó a los monstruos restantes que estaban siguiendo el carruaje. Después de deshacerse eso, se aproximó al carruaje y se puso de pie sobre el techo de este, detrás del cochero.

—Desde arriba vi el pueblo de Graphe, en aproximadamente siete minutos llegaremos en ese lugar.

Mencionó al cochero, quién se veía algo nervioso a causa de los monstruos, todavía no se acostumbraba del todo, aunque Erick era confiable, su trabajo siempre fue en la mansión.

Erick observó el cielo, el cuál en un lado ya estaba un poco oscuro, mientras que, en el otro, el atardecer avanzado hacía que el cielo se viera como fuego vivo.

Solo un par de monstruos salieron más adelante, hasta que llegaron al pueblo. Erick se entró rápidamente dentro del carruaje, antes que vieran a un tipo raro yendo de pie en el techo de este.

Afortunadamente, no tuvieron que buscar en muchas posadas, en la primera que entraron, tenían habitaciones disponibles.

—Erick, Amelia, esta noche no tengo mucha energía, solo quiero acostarme y dormir, nos vemos mañana a primera hora, ¿Sí?

Mencionó Damián con un rostro bastante cansado, casi tuvo que arrastrar su cuerpo hasta su habitación para llegar, Erick tuvo una pequeña risa por verlo en ese estado.

—Está bien, te despertaré como siempre cuando salgamos.

Damián asintió a las palabras de Erick y se encerró a dormir en la habitación, cuando Erick giró a la suya, Amelia lo tomó del brazo.

—¿Podemos pasar un tiempo juntos?

Le preguntó Amelia con un tono dulce y ojos brillosos, Erick fue débil a su petición.

"¿Cómo puede ser tan linda?".

—Está bien, vamos.

Respondió Erick rendido, hasta el momento, Erick evitaba quedarse solo con Amelia a menudo, no era porque le desagradaba de alguna forma, si no porque no confiaba mucho en su autocontrol, Amelia era la chica de sus sueños y además su prometida, gustaba demasiado de aquella hermosa mujer.

Una vez en su habitación, ambos se sentaron en la cama, en frente de ellos, había una gran ventana con vistas al cielo. Esa noche, había luna llena y el cielo estaba ligeramente iluminado.

—Sabes Erick, no quiero sonar como una descarada, pero... de verdad extrañaba estar a solas contigo.

Amelia se puso de pie y puso sus manos en los hombros de Erick, quién estaba sentado. La luz de la luna, llegaban al cabello de Amelia, haciendo que tuviera un peculiar color con su brillo.

A ojos de Erick, Amelia se veía más hermosa que nunca, pero más que eso, estaba nervioso que su prometida estaba siendo inusualmente activa.

—Yo también Amelia, me gusta pasar tiempo contigo, verte a diario estos días, ha sido un gran regalo para mí.

Respondió algo embobado por la belleza de Amelia, estiró su brazo y con cuidado tomó un mechón de cabello de Amelia y acercó sus labios a ese mechón, besando su cabello, luego alzó la mirada hacia ella levemente y su mano paró a la nuca de Amelia.

—Para mí también.

Amelia se subió despacio a las rodillas de Erick y separó sus piernas levemente, sentándose de frente en su regazo y sus rodillas finalmente se apoyaron levemente en el colchón de la cama. Erick con la otra mano libre, tomó a Amelia de la cintura y ambos se vieron a los ojos muy de cerca, el reflejo de sus ojos mostraba al otro de forma mutua.

Ambos finalmente acercaron sus rostros mientras cerraban los ojos, formando un tierno beso en sus labios.

Erick tenía sus labios algo ásperos, a causa de llevar años de guerra, pero los de Amelia, eran labios bien cuidados, eran suaves como el algodón, y húmedos como una dulce fruta.

El silencio inundaba la habitación, todo lo que había, eran un par de jóvenes mostrándose amor de forma mutua. Lo que inició con un cálido beso, se había transformado en un beso más apasionado.

"Estoy seguro de que se espantaría si supiera todo lo que quiero hacer con ella, me gustaría devorarla aquí y ahora...".

Los besos comenzaron a sonar de alguna manera, no había ninguna distancia entre ambos, estaban bien abrazados, sintiendo la calidez de sus cuerpos, pero las cosas no llegaban más allá de eso.

"Aunque me gustaría hacer eso, Amelia es mucho más importante para mí, cuando estemos casados, las cosas serán más diferentes".

Erick se dio cuenta que su parte baja se estaba estremeciendo, y el calor de su cuerpo comenzaba a elevarse, por lo que se separó de Amelia.

—Te amo Amelia, eres la mujer más bella de este mundo.

Mencionó mientras la miraba a los ojos, con sus ojos dorados, que, con la luz de la luna, también brillaban de una forma peculiar de cierta manera.

—Yo también te amo, Erick. Estoy segura de que cuando esto acabe, al fin podremos estar juntos.

Dijo Amelia con una dulce voz y un poco jadeante. Esa sonrisa, era similar a la que vio por última vez...

Cuando su cuerpo estaba totalmente ensangrentado, tirado en un mar de flores.

El camino de un héroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora