Luna Creciente . [Madara Uchiha x OcFem] +18

Primera Parte : Capítulo 1 : Susurro de Sol.

01

El viento susurraba entre los árboles del bosque, acariciando las hojas que parecían susurrar historias de guerras olvidadas. Butsuma Senju, el patriarca de su clan, caminaba por un sendero familiar, su rostro se encontraba marcado por la fatiga y las cicatrices de innumerables batallas.

— Siempre lo mismo, hijos. _dijo Butsuma, susurrando más que hablando. _Hashirama, Tobirama y Mitsuki siempre buscan la paz, pero ¿qué hay de la justicia? ¿Qué hay de las atrocidades que hemos cometido?.

— No hables así, Butsuma. _ le respondió una voz áspera. Era Tajima Uchiha, el padre de Madara, su rostro endurecido por el dolor y la furia._ Han pasado años desde que nos enfrentamos. Años de sufrimiento, de perdidas. No son solo historias olvidadas, son heridas que no cicatrizan.

Butsuma se detuvo, mirando a Tajima con una mezcla de culpa y pesar.

—La guerra te endurece el corazón, Tajima. Y la verdad es que... no hemos sido impecables. La aldea... no ha sido justa con ustedes. Pero, ¿qué otra opción teníamos? Los Uchiha eran poderosos, eran una amenaza".

—"Una amenaza". _repitió Tajima con amargura._ La misma amenaza que ustedes se convirtieron. ¿Quiénes somos nosotros para decidir quién es una amenaza? Nosotros solo queríamos proteger a nuestra gente, nuestra tierra. ¿Acaso era un delito? Hashirama dice que quiere la paz, pero no es una paz verdadera. Es una paz que nos coloca en el segundo plano, una paz que nos niega el derecho a ser iguales".

Butsuma suspiró, mirando hacia el horizonte.

— A veces, Tajima, el camino de la paz requiere sacrificios... sacrificios difíciles de aceptar. Pero, ¿qué es un sacrificio si no se hace por el bien de todos?".

— El bien de todos, Butsuma. _replicó Tajima con un tono mordaz. _Esa frase está llena de ironía. ¿Acaso ustedes alguna vez han considerado nuestro bien? ¿Acaso alguna vez nos han visto como iguales?.

Butsuma no respondió. Las palabras de Tajima le resonaron como un golpe en el corazón. Sabía que tenían razón. La aldea, la paz que tanto anhelaban, se había construido sobre una base desigual, sobre un sacrificio que solo los Uchiha estaban obligados a hacer. ¿Podría la paz construirse sobre la injusticia?

El sol se ponía sobre el valle, tiñendo el cielo de naranja y rojo, mientras Butsuma Senju y Tajima Uchiha se enfrentaban en un duelo feroz. Sus espadas, relucientes bajo la luz moribunda, chocaban con un silbido agudo que resonaba en la quietud del valle.

Butsuma, con su cabello castaño y su mirada penetrante, esquivó un ataque de Tajima, su espada danzando con una precisión mortal. —Eres un guerrero hábil, Tajima. _dijo, su voz llena de respeto a pesar de la batalla._ Pero esto no es un juego. Debemos decidir quién controla esta tierra.

—No estamos jugando, Butsuma. _replicó Tajima, su voz áspera, su mirada llena de furia._ Esta tierra es nuestra, la hemos protegido por generaciones. ¿Por qué nos quitan lo que nos pertenece?.

Butsuma gruñó, su espada se movió con rapidez, obligando a Tajima a retroceder.

—No nos estamos apropiando de nada. Estamos buscando la paz, una paz que solo podemos lograr juntos. Ustedes, los Uchiha, son poderosos, y esa fuerza debe ser utilizada para el bien común, no para la guerra.

—Paz. _escupió Tajima con amargura._ No veo paz, Butsuma, solo veo conquista. Ustedes, los Senju, siempre han querido dominar. ¿Acaso alguna vez han considerado nuestros deseos? Nosotros solo queremos proteger a nuestra gente, nuestra tierra. ¿Acaso eso les parece un delito?.