Al siguiente día, Erick se había despertado antes de que el sol saliera, el cielo estaba aclarando lentamente. Amelia se había ido a dormir a su habitación después de estar con Erick un rato más, por lo que él había despertado solo.
Cuando recordó lo que pasó anoche, se echó las manos a la cara y dio un gran suspiro, mientras dejaba acostado aún.
"¿Te volviste loco? ¡Casi haces algo de lo que te arrepientes!".
El que Amelia estuviera tan activa con él anoche, había encendido cierta lujuria dentro de él. Pero Amelia a sus ojos es una persona demasiado inocente y angelical, mientras no se casaran, había una línea que evitaría cruzar, aunque la tortura más grande por la que tuviera que pasar.
Dio otro suspiro y observó el collar que tenía en su cuello, era una cadena de plata, que tenía tres gemas doradas en forma de hexágono, dos gemas pequeñas pegadas a una grande.
Fue un regalo que Amelia le había dado anoche antes de dormir.
—Compré esto porque sus gemas son tan hermosas como tus ojos, siento si no es de tu gusto... pero pensé que te quedaría bien.
Ella misma puso ese precioso collar en el cuello de Erick, él estaba conmovido por ese gesto de ella.
—Muchas gracias, Amelia, lo cuidaré muy bien.
Había respondido él con una dulce sonrisa y ojos llenos de amor hacia ella. La joyería no era lo suyo, pero si venía de su amada prometida, no sería problema para él usarlo hasta su muerte.
Después de pensar en lo de anoche, más otras cosas, se levantó. Debía arreglarse para despertar a Damián y Amelia, para llegar a la capital de Velcrum lo más pronto posible.
El sol estaba más arriba y los tres ya estaban dentro del carruaje. Para avanzar más rápido, decidieron pedir el desayuno para llevar, por lo que los tres iban comiendo algunos postres dentro.
—Estaba bastante cansado anoche, me alegra haber repuesto el sueño... En momentos así es cuando siento una gran admiración por ti Erick, tuviste una batalla con algunos monstruos, pero no te veías cansado.
Mencionó Damián con una expresión que le hacía parecer un poco decepcionado de sí mismo.
—Llevo tres años en una guerra que no da espacio para descansar, no te preocupes por eso, si hubiéramos nacido con las mismas habilidades, estaríamos en igualdad de condiciones.
Le consoló Erick mientras se llevaba a la boca un trozo de pan con queso.
—¡Por cierto!
Interrumpió Amelia.
—Antes de llegar a la capital, dicen que hay un paraíso floral, hay un cartel que muestra el desvío a esa zona, no queda muy lejos del camino principal, ¿Podemos ir?
Preguntó Amelia bastante emocionada, pero Erick solo quería llegar lo antes posible, y suspiró con un poco de pesar.
—Amelia, estamos por llegar a la capital, quiero evitar los contratiempos lo más que pueda.
"Perdóname Amelia, pero esta misión está cerca de completarse".
—¿Porqué no la dejas? Es tu amada prometida y solo serán unos cuantos minutos, cuando volvamos, ya no habrá ninguna vista agradable, ¿Verdad?
Bufó Damián ladeando la cabeza, tenía razón, ya no tendrían vistas hermosas cuando volvieran y Erick sabía eso, estaba indeciso, pero cuando vio los ojos brillosos y suplicantes de Amelia, su voluntad se fue por el desagüe.
—Está bien, iremos, pero solo por unos minutos.
Dijo Erick colocándose la mano en la cara, totalmente resignado. Amelia se mostraba muy feliz de poder visitar un lugar hermoso antes de llegar a la capital.
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El camino de un héroe
FantasyEn el vasto continente del norte, el Reino de Reveire se alza como un bastión de justicia y prosperidad. Sin embargo, una anomalía mágica desencadena la aparición de grietas infernales, liberando hordas de demonios que sumergen al reino en un caos i...