8. La sección secreta

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Hoy es el día, el día que podrá cambiarlo todo. Hoy es el día en el que me voy a colar en la sección secreta. El plan lo voy a llevar a cabo a medianoche, que es cuando menos gente hay. Pero, sigue habiendo seguridad. He dormido apenas un par de horas, me he levantado una hora antes para preparar mi cuerpo y cabeza. Primero, arreglo mis armas. La daga está perfectamente afilada y la aguja que me dió Alexa está en su sitio. Luego, preparo mi vestimenta. Llevo una ropa entera negra, para poder fundirme mejor con las sombras. También, he arrancado un trozo de una falda que tenía y me he hecho un pañuelo para la cara, solo se me ven los ojos.

Para finalizar, guardo en una pequeña bolsa mi As bajo la manga. Ayer recolecté todas las flores nuage que pude encontrar. Fueron pocas, como cinco, pero me tendrán que servir.

Al tenerlo todo preparado, me miro en el espejo que tengo en el cuarto. No me creo que esté haciendo esto, no me creo que me haya atrevido. Más no hay de otra. Cojo la llave que me dió Uma, la guardo y me voy. Salgo al bosque, sin mirar atrás. El plan empieza ya.

Chica, ve a por todas. Demuéstrales que Kiara no es una humana debilucha.

El bosque está desierto, no hay ni un alma. Me voy fundiendo en las sombras, aunque esté vacío. La luna y los colores bioluminiscentes del bosque me alumbran el camino. Conceden sombras en las que ocultarme. El camino es tranquilo. Lo intenso viene ahora, en la puerta de la biblioteca. Me escondo tras una de sus paredes. Menos mal que lo hago, porque un segundo después veo a una elfa salir.

Espero a que se aleje y asomo la cabeza para ver si hay alguien. Esta todo despejado. Me pongo la capucha y entro en la biblioteca. Nada vas entrar, me oculto entre las diferentes secciones de la primera planta. Voy resolviendo el laberinto de estanterías hasta llegar a las escaleras que dan a la segunda planta.

El momento de la verdad ha llegado, detrás de la última estantería, saco de la bolsa dos flores nuage. No son suficientes para desconcertar del todo a los dos guardias, pero yo no busco eso. No necesito desconcertar, solo distraer. Aplasto los capullos y los soplo para que vuelen hasta los guardias. Al principio están confundidos, miran en todas direcciones para ver de dónde han salido. Luego los inhalan y veo que empiezan a tambalearse un poco, perfecto.

Lo siguiente que hago me da un poco de pena, mas es necesario. Me desplazo un poco y le doy una patada a una estantería. Hace un efecto dominó y tira otras tres más. Los guardias van lo más rápido que pueden a ver lo que ha pasado. Es la distracción ideal. No pierdo el tiempo y en cuanto ellos se acercan al destrozo, subo las escaleras.

Nada más llegar a la segunda planta, me vuelvo a internar en las secciones. Esta vez, voy prestando atención a todos los títulos, ya que nunca he venido aquí y a lo mejor puedo obtener alguna respuesta, pero nada me sirve.

Al cabo de un buen rato de pasillos, consigo tener una visión de la sección prohibida. Esta está custodiada por un elfo. Es muy musculoso e intimidante.

Se nota que no quieren que entre nadie.

Mientras sigo oculta entre lejas pienso en como librarlo. Podría usar las flores que me quedan, pero luego a la vuelta, no contaría con ninguna. Otra opción es pelear con él, pero lo veo un poco desproporcionado.

En el tiempo que estoy apoyada en la estantería, un libro se cae. El elfo se pone alerta y empieza a buscar. Poco a poco se va aproximando a dónde yo estoy. Lleva la espada en mano y el arco colgado. Es hora de correr.

Soy la vuelta y corro, atravieso las secciones sin idea de a dónde voy. El elfo me pisa los talones, no me pierde de vista. Solo puedo correr y correr. Pero llegó a un pasillo en el que no hay salida. El elfo me acorrala y mi mente maquina a toda prisa un plan.

Mi verdadero yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora