prologue.

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Un grupo de amigos se encontraba reunido en la casa de uno de los mayores jugando con la consola Nintendo de éste mismo tranquilamente. Éstos chicos eran amigos desde que eran bastante pequeños, y actualmente, las edades de aquellos siete chicos iban de los 19 a los 22 y ya todos estaban en la universidad, siendo buenos estudiantes y teniendo cada uno un futuro bastante prometedor por lo decididos que estaban todos en graduarse y cumplir sus sueños. Sin embargo, la vida de un estudiante universitario no era fácil, y últimamente estaban teniendo días realmente pesados, por lo que habían decidido reunirse en la casa del rubio a jugar videojuegos y relajarse un poco, cosa que estaban logrando.

Pero la paz de los chicos se vió interrumpida cuando la puerta de la habitación se abrió de repente.

Todos se espantaron ante la presencia de la madre del estadounidense, que sí bien solía ser una mujer realmente dulce, amorosa y alegre, tenía un rostro serio e inexpresivo en cuanto entró en la habitación de su hijo, misma expresión que había logrado asustar a los siete chicos que se encontraban en la habitación.

-M-mamá... -Murmuró el rubio algo asustado por la expresión en el rostro de su madre. -

-Tenemos que hablar, Jay. -Habló la mujer de manera firme, interrumpiendo a su hijo, el cual dió un pequeño salto en su lugar algo asustado. -Te estaremos esperando en la oficina de tu padre. -Y así sin más, salió de la habitación del chico cerrando la puerta detrás de sí. -

"Estoy muerto...". -Pensó de inmediato el chico, en cuanto vió a su madre abandonar la habitación. -

-¿Qué hiciste ahora?. -Preguntó Heeseung -el mayor de todos los chicos.- mirando a su amigo con una ceja alzada. -

-Juro que no hice nada ésta vez. No sé porqué mi mamá está así. -Dijo el chico como respuesta a las palabras de su amigo, después le dió el control de la consola a su amigo Jake, y se levantó para ir a la oficina de su padre. -Vuelvo en un rato... Sigan sin mí. -

El resto de los chicos asintieron antes las palabras del rubio, y éste mismo salió de su habitación para ir a la oficina de su padre, al llegar, tocó la puerta y entró tras oír un pequeño 'adelante' por parte de sus progenitores. Al entrar, vió su padre hablando por teléfono con alguien y a su madre leer con atención algunos papeles, al notar la presencia del menor en la habitación, ambos adultos dejaron de lado lo que estaban haciendo y miraron a su hijo.

-¿Qué pasó?. -Preguntó el chico algo preocupado por la cara que tenían sus padres, y se sentó en la silla libre que había frente al escritorio. -

-Como tu madre te dijo, tenemos que hablar contigo. -Le respondió su padre dejando su celular sobre su escritorio, Jay asintió ante esas palabras y miró a sus progenitores con atención. -

-El próximo año cumples la mayoría de edad. -Habló su madre después de acariciar un poco el cabello del menor, cosa que hizo sonreír débilmente y con cierta nostalgia a los tres en la habitación. -Y por ende, comenzarás a tomar más responsabilidad en la empresa... Lo cual quiere decir que deberás prepararte para comenzar a hacerte cargo de la empresa familiar. -

El chico ya sabía todas esas cosas, así que solamente se limitó a asentir y esperar a que alguno de sus padres volviera a hablar.

-Aparte, hay algo más, y nosotros ya tomamos la decisión. -Habló el padre del chico, ganándose su atención de inmediato. -

-Antes de que te digamos ésto, queremos que sepas que eres nuestro único hijo y que te amamos más que a nada en éste mundo. -Dijo su madre mientras sus manos temblaban levemente con temor de la reacción de su hijo. -

-Y también que lo único que hacemos es por tu bien y, precisamente, porque te amamos demasiado. -Siguió su padre soltando un suspiro. -

-Pero, ¿qué sucede? Ya me están asustando. -Habló el chico ya alarmado por la seriedad en el tono de sus padres. -

Dandelions | Jay Park Donde viven las historias. Descúbrelo ahora