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Pasaron días desde aquella tarde en la que obligaron a Ona a aceptar su papel como novia falsa de Jude, no había otro modo de decirlo, la estaban obligando. Si es cierto que ella entendió el por qué. Sabía que no hizo bien al exhibir al chico de ese modo en las redes sociales pero tampoco dijo nada que no fuese cierto... ¿No?
Sea como sea, ahora debía aceptar las consecuencias y ayudar a Jude por mucho que la molestase.
Esa mañana temprano, el presidente los citó a la ciudad deportiva para terminar de arreglar el papeleo de la relación falsa. Debían firmar un escrito que decía claramente los datos que debían cumplir confirmando que ambos estaban de acuerdo, y que seguirían el plan al pie de la letra.
—Buenos días Jude. —Habló sonriente el señor mayor al verlo entrar en su despacho.
—Buenos días presidente. ¿Ona aún no ha llegado, no?
—Estará al caer... —dijo un poco más despistado ahora, mientras ordenaba una pila de papeles sobre la mesa y se acomodaba sus gafas de leer. Y como si la hubieran manifestado alguien tocó la puerta de madera y entró la chica de castañas ondas al despacho. Saludando a ambos hombres presentes con una sonrisa cordial. A Florentino se la dedicó un poco más amable, claro.
—Espero no haberme tardado mucho. —Ella se sienta en una silla junto al jóven.
—Está todo bien —el señor seguía buscando algo en su mesa y cuando por fin pareció encontrarlo sonrió para sí mismo y les tendió la hoja esperando a que la leyeran.
—Este es el contrato.
El papel decía que ambos participantes debían mantener una relación durante dos meses, en los cuales ninguno de los dos podría decidir renunciar a completarlos. Nadie podría saber sobre dicha farsa, ni siquiera los más allegados. Bajo un gran texto explicando lo obvio, había un gran cuadro en blanco donde ellos deberían escribir sus propios requisitos. Ona sin pensarlo agarró el bolígrafo que esperaba a ser utilizado junto al nombrado contrato y escribió lo siguiente: "Nada de besos" Esto hizo que el chico inglés carcajeara irónico.
—Tranquila, si me besaras vomitaría frente a los paparazzis y no es plan de que eso pase.
—Me alegro de que estemos de acuerdo.
—De hecho eso no será muy posible... —ambos chicos miraron al Presidente uniendo las cejas en señal de confusión. —Si quieren que sea creíble deben besarse, al menos una vez frente a las cámaras... —Ona soltó una queja de frustración—Si quieren que esto sea creíble y merezca la pena debéis besaros si es estrictamente necesario.
