La mudanza

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Ainara Pov's 

Era un día soleado en el parque de un pequeño pueblo de Buenos Aires, estaba paseando mientras oía el canto de las hermosas aves; esas aves que te relajan de cualquier estrés. Llevaba muchos días estresada por la maldita mudanza, además he discutido con mis padres por ello. No quería mudarme, ni mucho menos despedirme de mis amigos. 

Todo esto me comía por dentro, como si cada pensamiento sobre este tema me eliminaba la  energía. Desde que me enteré sobre la mudanza solo podía pensar en eso; pero lo peor es que no iba a volver a verlo a él, a Enzo. Un gran compañero del gimnasio, un gran amigo y sobre todo; mi crush.

Él es un chico hermoso, me enamoré de él desde la primera vez que lo vi; me enamoré de su cabello pelinegro, de su sonrisa, de su grave pero bella voz. 

Nos conocimos hace un par de meses.

Flashbacks

Estaba entrando al Gimnasio, me tocaba hacer espalda; al gimnasio que iba en ese momento hacíamos por semana, cada semana tiene un peso distinto. Yo estaba en la semana dos, y fui a una de las máquinas pero estaba siendo ocupada por él.

¿Tenes que hacer acá?.—Me preguntó Mariel con una sonrisa señalando en donde ella estaba haciendo sus series.

No, No. Acá.—Le dije señalando con la cabeza donde estaba él para ser educada y no señalarlo.

Ella me sonríe y sigue haciendo sus series.

Veo que él ya dejo de usar la maquina y me senté a hacer mi ejercicio. Y siento que me tocan el hombro, y era Enzo.

¿Si?—Le pregunte sonriendo

¿Te puedo pedir un favor?.—Me pregunta mirándome con sus ojos marrones y profundos

Si, obvio.—Le sonreí 

¿Podrías decirme si se escucha la música de los audífonos?.—Me dijo y yo le asentí

Él puso play a la canción

No, no se escucha.—Le dije negando y sonriendo 

Genial, gracias. Pensé que se habían roto.—Me dijo riendo un poco y yo me reí negando mientras sonreía; era la primera vez en mucho tiempo que no fingía reirme o sonreir. Él me saco mi primera sonrisa verdadera despues de varios meses sin sonreir de verdad.

Fin del flashback

Desde ese día, no podía dejar de pensar en nada más que él. Me despertaba, pensaba en él, almorzaba, pensaba en él, iba a entrenar y estaba ahí cada día. Me miraba y yo tambien lo miraba, en ese momento no lo quería admitir pero me había enamorado de él pero me daba vergüenza hablarle o acercarme a él;  es la única vez que sentí mariposas en el estómago causadas por alguien, cada vez que lo veía me ponía muy nerviosa y me volvía aun más tímida de lo que ya era aunque hace varias semanas pude aprender a soltarme pero voy paso a paso para no hacerlo de manera rápida. 

¿Qué estaba haciendo? ¡¡CARAJOS, LA MUDANZA. ME TENGO QUE IR!!

Salí corriendo hacía mi casa, corría lo más rápido que podía. No habia empacado mis cosas y tenia que hacerlo rápidamente ya que en 1 hora nos vamos para el aeropuerto porque nuestro vuelo sale en 2 horas y media.

Mierda, mierda voy a llegar tarde. Me decía a mi misma mientras llegaba a mi casa a toda prisa.

Subí las escaleras y entré a mi habitación, mi habitación es sencilla; Pero me ponía triste que hoy iba a ser mi última tarde en mi habitación donde pase muchas Pijamadas con Enzo, Sol y Doris, mis mejores amigos del gimnasio. Pero todo eso se iba atrás; al pasado. Pero no quería dejarlo atrás porque a ellos los quiero mucho y no quiero dejar de verlos; aunque no tengo otra opción, tenía que irme del pueblo por el trabajo de mi padre.

El destino nos unioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora