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Bienvenidos...

Este fic, claro que sea omegaverse Deaah porque lo quiero así.




🌻💖

—¡Lo que estás escuchando! —el grito de sus padres le hizo dar unos pasos atrás, estaba jodido.

Por su mente solo pasaba las caras de burla que pondrían sus amigos cuando se enteren, que él, Ferran Torres. Está siendo castigado por sus padres y deberá ir a tutoría.


—Es absurdo. —refutó con enojo, sus mejillas ardían en carmín por la rabia que sentía. Su madre la miraba con una ceja enarcada, nunca en su vida fue desobediente. Hizo lo que quisieron, les dio el gusto de estudiar lo que ellos pedían.
Nunca fueron exigentes con la nota y ahora resulta que sí les importa.


—No lo es, Ferran. Siempre te hemos dado el gusto de que no hace falta que sean notas perfectas, pero estos últimos dos semestres han sido una porquería.

—Incluso el director del equipo de fútbol ha dicho que si no mejoras las notas, no sigues. —Ferran apretó sus labios, último año de negocios, y lo están jodiendo con esto. Lo odiaba.

Y odiaba más cuando sus papás están de acuerdo en algo, eso solo significa que debía aceptarlo. Miraba la hoja en frente suyo, había un montón de chicos y chicas que son buenas opciones para dar tutorías pero con una atracción sexual muy poca, ni en su puta vida se metería con un santito.

—Está bien… lo aceptó. —dijo a regañadientes, su padre extendió la mano. Lo miro confundido y nuevamente su madre hizo una mueca.

—La tarjeta y las llaves de la Mercedes. —bien, podría morirse de una buena vez. Sus padres le quitaron todo como a un niño chiquito. Bien que podía negarse. Pero simplemente no quería verlos molestos.

Tomo el centenar de hojas que había en su frente y se los llevó escaleras arriba. Presentaciones aburridas y notas por los aires.

Suspiro frustrado. Por lo menos le dieron a escoger a quien quería con él, quizás daría una excepción y se lo follaría si quiere. Para pasar el rato aburrido.





×××××××






—Entonces… ¿El director te recomendó? —preguntó Gavira mientras caminaban en silencio.

—Lastimosamente, Ferran es un asco engreído. Menos mal no me uní al equipo de fútbol nunca. —Pedro dijo con desgano.


Pedro González López, Pedri. Un chico… ni siquiera deberían de catalogarlo como nerd, su apariencia es la de un modelo de revista, un físico prominente y para nada suave para ser un omega.
Capitán del equipo de voleibol de la universidad. Todo lo opuesto al problemático equipo de fútbol, Gavi era su mejor amigo.

Ambos conforman el equipo, al igual que están entre los alumnos más destacados de la institución. Era de esperarse que sus nombres saltaran cuando la familia Torres solicitó tutoría para su hijo. Ambos chicos provenían de una familia de clase media-alta, no estaban en el mismo estatus que Ferran Torres y su grupo de descerebrados, no estaban en la universidad gracias a una beca tampoco. Pero ambos se han esforzado por resaltar y ser considerados aptos para esa institución.


—Ahora si te escoge, tendrás que soportarlo mucho tiempo. —Gavi se burló, tomó una de las pelotas que tenía y se la tiró.

—¡Chicos reúnanse! —y ahí estaba, el apuesto director técnico del equipo de voleibol. Escucharon un suspiro a su lado, claro no podría ser alguien más que Fermín. El rubio enano estaba perdidamente enamorado del profesor.

La charla fue lo mismo de siempre y después empezó la práctica, ejercicios y demás. Siempre se desconectaba de todo en esas horas. Por ello le sorprendió escuchar su nombre. Se dio la vuelta y el ridículo alfa del que estaban hablando venía en dirección a él.

—¿Tu teléfono está para ser ignorado o qué mierda? —podría escuchar el tono rabioso, el aroma espeso y levemente mentolado.

Pedri lo ignoro y camino hasta las banquetas, tomo una toalla y una botella de agua.

—Si requieres mis servicios, deberás esperar hasta que termine aquí.


Paso a un lado del alfa rozando su hombro contra el suyo a propósito, Ferran abrió la boca sorprendido. Ese omega, ese chico al que llamo 50 veces lo ignoro en persona también. En la puerta del salón podría ver a sus amigos riéndose.

Era la peor humillada que un omega le ha dado en su vida. Miró al morocho practicar y más de una vez tuvo que mirar la hoja que tenía en manos. No era absolutamente parecido al de la imagen, no tenía pinta de ser un nerd.

Ese cuerpo atlético, robusto y perfecto tampoco parecía el de un omega. Pero lo era, todos lo sabían. Se quedó mirándolo embelesado, como se movía de un lado a otro y daba los remates más justos y perfectos. Y al terminar, incluso ahí, lo volvió a ignorar.

Pero esta vez, no se sintió molesto. Más bien le resultó atrayente su forma de ser. Distinto a los otros omegas que lo llenaban de halagos a la primera llamada que les daba, sin duda tenía que ser él.


Así podrían trabajar sin problemas de por medio, sin deseo en lo absoluto. Solamente las tutorías y ya. Debía ser Pedro González o no sería nadie más.




Continuará...






Você vai caer bebê.







Pato🌌

t u t o r [fedri) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora