Primera parte: Lady Glover.

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Primera parte: Lady Glover.

“No fui criada como una dama sino como un digno heredero y debo salvar mi herencia”.

Nació fea, en una familia al borde de desaparecer y sobre todo... nació mujer.

“Dio a luz una niña”, y con ella la madre cansada vio su última esperanza desvanecerse.

La desgracia cayó sobre la casa Glover, Lothar Glover, nombrada como hombre por su padre con fe en que ella alzará lo poco que queda si la cría como a un muchacho, se vio en una encrucijada: “No hay más dinero”.

Su condado casi al borde de la perdición e inanición comenzó a emigrar en busca de mejores señores, más competentes, que puedan darles comida y refugio.

En su corazón no los juzgó, si ella estuviera muriendo de hambre también se iría, pero es su posición como heredero, no la puede dejar tan fácilmente.

Sus tierras son secas y tienen varias bocas que alimentar, tirados a un lado y hechos un pasillos las tierras Glover se redujeron hasta quedar en un pequeño condado donde no había un castillo y joyas de lujo, solo una hija quien creció alta y fornida con el deseo de poder suceder si juraba jamás casarse.

Lord Glover fue llamado “loco”, “insensato”, pero no le importó con tal de mantener su apellido vivo otra generación más.

—¿Qué haremos ahora? —le preguntaba su madre tirada en la mecedora, la realidad se ciñe sobre ellas ahora que su padre cayó enfermo y no hay suficientes granos para alimentar a su gente está temporada.

Solo queda admitir la derrota, admitir que la familia Glover ya no es competente para gobernar esas pequeñas tierras y cederlas para que sean parte de otro condado, quizás los Bracken pueden aprovechar esa desgracia suya y así recuperar un poco de terreno que los Blackwood les quitaron luego de la guerra, o tal vez solo quedará como tierra de nadie pues nada florece allí desde hace una década, todo nace defectuoso allí.

«Incluso las personas», si tan solo hubiera nacido con un miembro entre sus piernas, podría correr a hacer amistad con esa “bola de niños mimados” y pedir favores como todos los herederos hacen.

Lothar afilaba su cuchillo frente la fuego, sus manos ásperas y grandes sacaron brillo al metal pero en su cabeza no podía concentrarse, solo veía las posibilidades de perderlo todo, jamás será la señora de sus tierras, pasará a ser una doncella cualquiera y peor aún, una fea doncella que algún anciano aceptará por obligación, tendrá que jurar a la fe como septa o nunca volverá a montar un caballo para salir a cazar.

«No», se dijo levantandose de su asiento, no quiere y no debe. Fue criada como un hombre, camina como un hombre y debe pensar  intrépido como un hombre, «o salvo esta tierra o muero en el intento», no hay tercera opción.

Recordó la invitación que llegó a su casa hace unos días, para sorpresa de todos la casa real no los dio por muertos aún, era una invitación al banquete de la adorada princesa Rhella Targaryen, ahí los más importantes lores se reunirán, Lothar debe conseguir que al menos uno les tienda la mano, jurará lealtad a quien sea, dará lo único que tiene: Su espada, es una fuerte guerra que jamás fue derribada.

Su madre se negaría a enviarla si lo sabe, una Lothar de dieciocho años buscó entre sus mejores prendas un vestido con tono marrón, típico de su casa, y una capa, se acomodó sus muñequeras de acero y recogió su alborotado cabello con desición: Solo tiene que tocar el corazón de un señor.

Se arrodillara y pedirá el favor de un solo suministro cuando pueda, un último aire para la familia Glover, cuando se levanten los Glover jurarán lealtad a la casa piadosa devolviendoles el doble. Pedir a la casa real no es una opción, su solución será quitarles sus tierras y darselas a algún miembro del consejo para que haga y deshaga a su antojo, todos saben que este reinado es controlado por un consejo en conjunto y no por un rey supremo aunque nadie lo diga.

Una Esposa Para Willem Blackwood Donde viven las historias. Descúbrelo ahora