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"I know heaven's a thing
I go there when you touch me
Honey hell is when I fight with you"
Ophelia Lounge podía considerarse a si misma como la persona más organizada en todo Hogwarts.
¿Qué sucederá cuando Sirius Black comience a desorde...
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El tren estaba por partir mientras se les avisaba a los alumnos que suban con rapidez. No muchos habían decidido quedarse en el colegio durante las vacaciones de navidad, por lo que se encontraba con más gente que normalmente.
Ophelia sacó unas agujas de su bolso y se puso a tejer mientras el tren comenzaba a moverse. Su mascota, a su lado, intentaba jugar con los ovillos de lana.
Se encontraba en un compartimiento junto a Lily, Severus y Delilah. Habían sido de los primeros en subirse al transporte, por lo que no tuvieron problema alguno en encontrar asientos vacíos.
Si bien Delilah se había disgustado al ver que tendría que estar con Snape durante el viaje, prefirió callar e ignorarlo; su amiga la estaba llevando a su casa, no iba a generar un mal momento.
El viaje comenzó pacífico: mientras una tejía, otros leían y la Ravenclaw restante se encontraba anotando en su libreta tácticas de quidditch.
Cuando el carrito de golosinas pasó y la pelinegra quiso ir a comprar algo, se dieron cuenta que sus vecinos de compartimiento no eran más ni nada menos que aquellos Gryffindor molestos.
La chica intentó tapar al resto pero cuando Ophelia abrió aún más la puerta, inmediatamente se arrepintió. Estaban enfrentadas con James Potter y Remus Lupin, el cual le dió una sonrisa como saludo, siendo correspondida.
Ella y Lupin habían interactuado mucho más durante la última semana, dándose cuenta que compartían todas sus asignaturas opcionales.
Al principio el chico se mostraba un poco tímido, las relaciones sociales parecían no ser su fuerte. Por eso hay que agradecer que ella no se haya dado por vencida y continuara conversando con el.
Esto había generado que una especie de amistad floreciera entre ellos.
Lo cual, obviamente, no evitaba que sus mejores amigos le sigan causando irritación.
— ¡Es el destino! ¿Cómo se encuentran queridas águilas? — Remus desvío su mirada buscando una excusa para salir de ahí mientras Potter continuaba hablando — ¿Quién las está acompañando en ese compartimiento?
Estiró su cuello para intentar ver detrás de las chicas, que se encontraban como una barrera en la puerta.
— Nadie que quiera verte, Potter — Le pagó a la señora y tomó sus golosinas.
— ¡Díganle a Lily que le deseo una feliz navidad y año nuevo! — Las Ravenclaw entraron sin responderle y cerraron la puerta en su cara
El disgusto y enfado brillaban en la cara de Severus que tenía su brazo atrapado en la mano de Lily, como si lo hubiese impedido de levantarse de ahí.
